Oswald Spengler

Es recordado principalmente por La decadencia de Occidente (Der Untergang des Abendlandes), publicada en dos volúmenes, en 1918 y 1922 respectivamente, que analiza la historia mundial.

John Calvert describe que la crítica de Spengler a Occidente es popular entre los islamistas.

Como consideraba la educación normal anquilosante procuró formarse como un autodidacta[cita requerida] y se examinó de bachillerato en 1899.

Ese mismo año empezó a trabajar como profesor de ciencias en un instituto por concurso.

En su disertación para este puesto, El desarrollo de los órganos de la vista entre las principales especies animales (Die Entwicklung des Sehorgans bei den Hauptstufen des Tierreiches), anuncia una constante de su pensamiento, expresa en sus obras El hombre y la técnica (Der Mensch und die Technik, 1931) y en sus Cuestiones sobre los orígenes (Urfragen) póstumas.

Pero la enseñanza no le convencía: «La simple visión de los muros del instituto provocaba en mí una depresión nerviosa».

Allí colaboró en diversos periódicos[11]​ mientras trabajaba en la redacción del ensayo La decadencia de Occidente.

Al emperador Guillermo II le aboga por una reconciliación entre conservadores y socialistas, entre los cuales él puede "cerrar el istmo" para mayor beneficio del «Imperium Germanicum»: en esto se muestra favorable al régimen parlamentario.

[14]​ Con la caída de Alemania en 1918, Spengler se vuelve un adversario declarado de la democracia y expone estas convicciones en sus manifiestos Prusianismo y socialismo (1919) o La regeneración del Imperio Alemán (1924).

Sus ideas tuvieron gran influencia en el Movimiento Revolucionario Conservador de Alemania.

No obstante su admiración inicial, la actitud delirante de Mussolini terminó exasperando a Spengler.

[23]​ Está sepultado en el Cementerio Norte de Múnich (sección 125, lote número 2).

Así, en la propia historia también encontramos "naturaleza": los hechos, el acontecer, los objetos, la cronología, son todos ellos fenómenos históricos "muertos", mecánicos.

Además, junto a un romanticismo excesivo se muestra un realismo que justifica lo fáctico desde lo ideológico; belicismo, grandeza de Alemania, etc. A pesar de ello, Spengler maneja con gran originalidad múltiples y amplios datos del conjunto de la historia que resultan fundamentales en su esfuerzo por enlazarlos y comprenderlos intrínsecamente.

Como este orden o forma es generalizable a todos los niveles de la realidad, la cumplen desde las plantas en su crecimiento hasta las civilizaciones, pasando por el Cosmos mismo.

Spengler, pese a lo poco citado que resulta en los círculos académicos, es una influencia constante en el siglo XX.

En Chile influenció a destacados intelectuales nacionalistas, entre ellos Alberto Edwards, Carlos Keller, Mario Góngora y Erwin Robertson.

Caricatura de Spengler por Rudolf Grossmann (1922).