Progresó rápidamente, de modo que en Alemania tuvo arraigo en primera instancia en Berleburg gracias al conde Casimir von Wittgenstein.
En dicha ciudad se publicaría la Biblia de Berleburg a manos del erudito y lingüista Johann Haug.
Las comunidades pietistas ofrecieron a estas mujeres la libertad y refugio que no tenían en la burguesía.
Los luteranos pietista se reúnen en conventículos "aparte del Servicio Divino para alentarse mutuamente en la piedad"[4].
El pietismo, como movimiento distinto en la Iglesia alemana, comenzó con reuniones religiosas en la casa de Spener (collegia pietatis), donde él repetía sus sermones, explicaba pasajes del Nuevo Testamento e inducía a los presentes a participar en conversaciones sobre cuestiones religiosas.
Originalmente, este era un término peyorativo dado por los enemigos del movimiento como una forma de burla, similar a "Metodistas" un poco más tarde en Inglaterra.
En "Pía Desideria", Spener hizo seis propuestas como los mejores medios para restaurar la vida de la iglesia: Este trabajo produjo una gran impresión en toda Alemania.
Spener murió en 1705, pero el movimiento, guiado por Francke desde Halle, se extendió por toda Alemania central y del norte.
Estas actitudes pietistas provocaron un contra-movimiento a principios del siglo XVIII; uno de los líderes fue Valentin Ernst Löscher, superintendente en Dresde.
Mientras que algunos pietistas (como Francis Magny) sostenían que "el misticismo y la ley moral iban de la mano", para otros (como su pupila Françoise-Louise de la Tour) "el misticismo pietista hacía menos por reforzar la ley moral que por ocupar su lugar... el principio de 'guiarse por la luz interior' a menudo era una señal para seguir los sentimientos internos más intensos... la supremacía del sentimiento sobre la razón"[6].
Del mismo modo, el pietismo desafió la ortodoxia a través de nuevos medios y formatos: las revistas periódicas ganaron importancia frente a los antiguos pasquines y tesis únicas, las disputas tradicionales fueron reemplazadas por debates competitivos, que intentaban obtener nuevos conocimientos en lugar de defender la erudición ortodoxa.