Explotación social

Estos tentativas eventualmente llevaron a la obra de Marx y Engels, quienes desarrollarían una completa teoría filosófica sobre la materia.

Junto a ese gran incremento en las cantidades producidas (ver productividad), se ve una disminución, igualmente extraordinaria, en el precio de los alfileres.

Respecto al último punto, el argumento central es el siguiente: considérese el caso en el cual dos o más empresas compiten para abastecer (vender) en un mercado dado.

Dado que es el caso que, a fin de maximizar sus ventas y concomitantes ganancias, ambas desean vender tanto como sea posible, se ven forzadas a reducir sus precios al mínimo posible.

De acuerdo a las concepciones económicas del periodo, ni los recursos naturales (tierra, materias primas, etc) ni las herramientas o máquinas pueden, por sí mismas, producir algo[7]​ La fuente última de cualquier cosa y todo lo producido es el trabajo.

Producen todo, pero solo reciben — como sueldos y salarios— parte del valor monetario de ese producto.

En sus palabras: Si bien podemos encontrar en el primer tiempo del pensamiento de Marx ideas relacionadas con la explotación, no es sino en El Capital que desarrolla una acabada propuesta sobre la materia.

Desde el siglo XX la explotación social tiene una doble dimensión; local en el sentido que el sistema económico capitalista adquiere nuevas estrategias para profundizar la dominación sobre los tiempos de producción del obrero en relación con las características de cada región (principalmente divididas en zonas centrales y periféricas).

La otra dimensión es global, y tiene que ver con la prolongación de la tendencia imperialista del capitalismo.

En la actualidad, sobre todo desde mitad del siglo XX, se está desarrollando un nuevo tipo de explotación de carácter económico y por tanto con repercusiones sociales a los países más desfavorecidos y del tercer mundo.

Hay otro factor que debe ser tomado en consideración: la productividad (entendida como la cantidad de producto producida por hora de trabajo) continuamente aumenta,[13]​ lo que, en la economía moderna, generalmente se interpreta como llevando a un incremento en la ganancia.

Pero Marx (y los economistas en general) sugieren que esa ganancia no se relacionan o determinan en el sistema capitalista directamente en casos específicos por la ley del valor, sino por la tasa de ganancia (véase también: Retorno de la inversión).

Es entonces posible que la tasa de plusvalía aumente aun cuando la tasa de ganancia disminuya, eso porque los sueldos pueden aumentar (como, históricamente ha sucedido en los países desarrollados) mientras el tiempo socialmente necesario para producir un bien disminuye a una velocidad relativamente mayor que el incremento en sueldos.

Por lo tanto, la idea completa que podría haber una medida objetiva de la explotación es una ilusión.

En esa situación, cualquier aumento de productividad (o disminución del tiempo socialmente necesario para producir bienes) solo puede beneficiar al "capitalista".

Pero comparando esa situación con la de los trabajadores modernos en países industrializados -o incluso con los obreros industriales en países no industrializados modernos- parece difícil mantener que lo que es llamado "aristocracia obrera" sufra un nivel de explotación mayor o incluso similar.

(Para un análisis más detallado de esta sugerencia, véase Eduard Bernstein Evolutionary Socialism: Chapter 2 (en inglés) etc).

Pero los trabajadores son pagados regularmente, indiferentemente si lo que han producido en ese periodo ha sido vendido o no.