David Ricardo

Se especializó en la negociación de valores públicos, prosperó bastante deprisa y para 1815 había amasado una fortuna considerable.

Se retiró de los negocios, lo que le permitió dedicarse a trabajos intelectuales desde muy joven.

Su primer contacto con el tema parece datar de 1799, cuando leyó a Adam Smith.

Sin embargo, sus escritos resultan tan condensados y complejos que muchos lectores encuentran mejor expuestas sus ideas en los trabajos de Jean-Baptiste Say, Thomas Malthus y John Ramsay McCulloch.

Esta teoría influyó en Marx para afirmar que el obrero nunca disfrutaría de los beneficios del capitalismo.

En esa época en Inglaterra, los propietarios no explotaban directamente sus tierras en la mayoría de las ocasiones, sino que las arrendaban.

Según Ricardo cuando la población es baja con respecto a las tierras disponibles, solo serán cultivadas las mejores, no existiendo por tanto renta, ya que nadie estaría dispuesto a pagarla mientras existan otras igualmente buenas y no ocupadas.

Entre sus aportes destaca especialmente la teoría de la ventaja comparativa, que defiende las ventajas del comercio internacional y, en esencia, es una ampliación de la división del trabajo propuesta por Adam Smith y opuesta a las teorías proteccionistas (que defendían la producción del propio país y evitaban el comercio con el exterior).

Aquí se están omitiendo factores como los que se mencionaron en el apartado anterior, por ejemplo: qué pasa cuando más de un país son los más eficientes en la producción u obtención de un bien en dos regiones distintas del mundo.

Sin embargo cabe destacar que un país puede volverse más productivo en la obtención de cierto artículo gracias a aspectos como el desarrollo tecnológico.

De esta manera, si la reducción del consumo por parte de los contribuyentes es la misma que la deuda que debe devolver el Gobierno, no se producirá ningún cambio en la demanda agregada.

The works and correspondence of David Ricardo (en inglés) (1a., paperback edición).

Se dice que Ricardo "poseía una extraordinaria rapidez para percibir en los giros del mercado cualquier diferencia accidental que pudiera surgir entre el precio relativo de los distintos valores"[5]​ y Ricardo pudo hacer crecer su riqueza comerciando con valores durante las guerras revolucionarias y napoleónicas.

Durante las guerras napoleónicas, David Ricardo desarrolló un desprecio por las Leyes del maíz impuestas por los británicos para fomentar las exportaciones.

[8]​ Su amigo John Louis Mallett comentó: "... se enfrenta a todos los temas que ha estudiado con una mente hecha, y las opiniones en la naturaleza de las verdades matemáticas.

Obras , 1852