Aunque Adam Smith consideró esta idea exacta en las sociedades primitivas,[1] la rechazó para aquellas en las que la producción de bienes requería tanto capital como trabajo.
En su libro On the Principles of Political Economy and Taxation (Sobre los principios de la economía política y la fiscalidad) (1817), Ricardo propuso que un país debe especializarse en aquellos bienes y servicios que pueda producir de manera más eficiente, y adquirir de otros países aquellos que produzca de manera menos eficiente,[3] incluso cuando esto implique adquirir bienes extranjeros cuya producción podría ser más eficiente a nivel local.
Tanto la teoría de la ventaja absoluta como la de la ventaja comparativa simplifican los modelos económicos mucho más allá del cæteris paribus ordinario, en donde se estudia una variable manteniendo las demás constantes.
Cabe destacar que un país puede volverse más productivo en la obtención de ciertos artículos gracias a factores como el desarrollo tecnológico.
David Ricardo desarrolló una teoría del valor-trabajo explicada en su obra Principios de economía política y tributación (1817).
Si el precio del grano es constante, la tierra A generará una mayor renta económica porque produce más con la misma cantidad de trabajo y capital.
La escuela neorricardiana es una escuela más moderna que retoma algunos problemas y planteamientos estudiados por David Ricardo, su principal iniciador es paradójicamente Piero Sraffa, que dedicó su principal obra a refutarlo.