Los legitimistas reivindican, desde 1830, a los Borbones como herederos del trono de Francia, en caso de que se restaurase la monarquía en ese país.
En 1936 murió sin descendencia el último de los carlistas, Alfonso Carlos de Borbón, con lo que se extinguía definitivamente la rama masculina del infante don Carlos.
Los derechos al trono francés recayeron entonces en la descendencia del hermano menor de Carlos María Isidro, Francisco de Paula.
Al año siguiente falleció Alfonso de Borbón y Battenberg, hijo mayor y heredero de Alfonso XIII, y sus derechos recayeron en el segundo hijo del rey, Jaime.
A la muerte de Alfonso XIII en 1941, Jaime se convirtió en pretendiente al trono como Enrique VI de Francia.