Debido a que sus padres decidieron vivir separadamente, Blanca y sus hermanos dividían su tiempo entre Venecia, en la residencia paterna del palacio Loredán-Cini a orillas del Gran Canal, y Viareggio, donde su madre poseía la Villa Borbone.
Al igual que sus hermanas, fue educada en los colegios del Sagrado Corazón en Pau, París y Florencia.
Terminada la guerra y proclamada la República, las propiedades de la familia imperial fueron confiscadas por el nuevo gobierno austriaco -Wilheminenberg fue convertido en un hospital militar y luego vendido a un banquero suizo-, por lo que la infanta y su familia se vieron obligados a solicitar permiso para residir en España a Alfonso XIII, quien lo concedió con la condición de que la archiduquesa no apoyase las pretensiones al trono de su hermano Jaime, duque de Madrid.
Establecidos en Barcelona, las dificultades económicas obligaron a la familia a vivir modestamente hasta que el archiduque consiguió vender al gobierno francés un invento de ingeniería mecánica que les permitió llevar un estilo de vida más holgado.
En 1931, se proclamó la II República española y el archiduque Leopoldo Salvador falleció en Viena.