[4][5] Benjamín Disraeli ha sido descrito por sus biógrafos como un hombre que amaba las reuniones sociales, los gustos caros y la ropa de moda.Disraeli mostró siempre la cualidad de ser agradable y extremadamente culto, lo que le granjeó simpatías de, entre otros, Napoleón III y la familia Rothschild, amistades que resultarían sumamente útiles tanto en lo referente a solucionar sus problemas económicos como a su carrera política.En 1831, Disraeli emprendió un largo viaje, una suerte de peregrinaje por Tierra Santa que transformaría su vida.Solo la compañía de la reina y además del poder resultaron en sí mismas la razones que entregarían nueva vida a Disraeli.Si bien la carrera de Benjamín Disraeli como escritor resultaría un tanto marginal a su carrera política y tampoco sus libros serían particularmente recordados por su calidad, los mismos lograron gran éxito editorial no solo en Inglaterra, sino también en el resto de Europa, cuestión en la que influiría mucho su reputación como político.Estaba convencido de que la antigua aristocracia terrateniente resultaba mucho más eficiente en el gobierno que la pequeña burguesía y se declaraba defensor de las tradiciones británicas y proteccionista en el ámbito económico.En oposición a lo que se denominaba «gobierno tory, programa whig», nacería un movimiento al interior del partido conservador llamado la Joven Inglaterra compuesto por jóvenes aristócratas de origen terrateniente que encontrarían en Disraeli el líder perfecto.Una errónea evaluación de los efectos climáticos, que según el gobierno preveía una grave sequía y la consiguiente hambruna, llevó al gobierno a presentar al parlamento un programa para abrir las fronteras a la importación de alimentos desde el extranjero.Este fue un error fatal: por un lado, tal hambruna no se produjo, y por otro, estallaron en cólera los agricultores.No sin contratiempos: se había ganado un enemigo mortal, ya que Gladstone jamás perdonaría la afrenta.Disraeli lograba tal propósito gracias al aval de sus nuevas amistades dentro del partido.Disraeli impulsó la modernización del partido tory, el cual volvió nuevamente al poder en febrero de 1852, ahora como «librecambista».El gobierno tuvo corta duración, y su fin se vio marcado por un verdadero choque de trenes.Este nuevo gobierno, en el que según lord Palmerston, figuraban todos los «diputados inteligentes» salvo Disraeli, acabaría por involucrar a Inglaterra en la Guerra de Crimea, a la cual Disraeli se opondría con vigor sin ser escuchado, cuestión que se haría común en los próximos diez años.La reina, que sufrió duramente su viudez, se mostró sumamente complacida con los comentarios de Disraeli, más todavía cuando estos se incrementaron, al publicar la reina los archivos y una suerte de biografía del príncipe años después.La reina no solo tenía gran cariño por su primer ministro: lo admiraba y le consideraba su mejor consejero.Cuando Disraeli sufrió el ataque que lo llevaría a la muerte, la reina envió una sentida nota deseándole su recuperación.Se dice que luego de escucharla declaró: «esta carta debería serme leída por lord Barrington, un consejero íntimo».La firma incluye estas enigmáticas palabras: «Los reyes aman a quien habla con acierto» (Salmo XVI, 13).[Proverbios XVI, 13: «Los labios justos complacen a los reyes; éstos aman al que habla con rectitud».La reina Victoria eligió este proverbio para mostrar su devoción hacia su siempre cercano primer ministro Benjamin Disraeli.