Bajo el patronazgo de su tío, Maurice Hunting Cap O'Connell, estudió en Douai, Francia.
[1] Como estudiante, O'Connell era consciente de su talento, pero sabía que nunca podría ocupar los puestos más altos del escalafón.
La suscripción fue un rotundo éxito y la Asociación recaudó una gran cantidad de dinero en su primer año.
El recuerdo del duelo perseguiría durante toda su vida al abogado irlandés.
[5] En 1831 se inició una campaña pacífica de no-pago, que acabó desembocando en la conocida como Guerra del Diezmo (1831-1836) cuando el gobierno ordenó a la recién creada Royal Irish Constabulary el embargo de las propiedades que no habían pagado sus deudas.
Esta prohibición se produjo tras el más multitudinario de todos los mítines, que tuvo lugar en Tara.
Esto no le evitó ser encarcelado por sedición, aunque fue liberado a los tres meses por la Cámara de los Lores.
Privado de su mejor arma, los Monster Meeting, O'Connell no logró avances significativos en la campaña pro Rechazo.
Cumpliendo su último deseo, su corazón fue enterrado en Roma y su cuerpo en el cementerio de Glasnevin, en Dublín junto a una torre circular.
William Makepeace Thackeray (1811-1863) le dijo una vez "has hecho más por tu nación que cualquier hombre desde Washington".
Igualmente, existen calles con el nombre de Daniel O'Connell en Cork, Limerick, Ennis, Sligo, Kilkee, Clonmel, Waterford, Melbourne, Sídney y Adelaida.
Crítico con la insurrección violenta en Irlanda, O'Connell dijo una vez que "el altar de la libertad se tambalea si está cimentado sólo con sangre," y sin embargo, en 1841.
[8] Políticamente, O'Connell empleó métodos parlamentarios y populistas para presionar al gobierno británico e hizo varias declaraciones de lealtad a la corona.
Los gobiernos británicos posteriores ignoraron sus advertencias, aunque O'Connell, gracias a la mera fuerza de voluntad y al apoyo de los católicos y el clero irlandés alcanzó consiguió numerosos avances; eliminar las incapacitaciones de los católicos; asegurar que los católicos pudieran elegir representantes en el parlamento británico que los defendieran (hasta que se pudiera restaurar el Parlamento Irlandés); y enmendar el Juramento de Lealtad, eliminando cláusulas ofensivas a los católicos para que estos pudieran prestarlo sin ver menoscabada su dignidad.
Además, aparte de su lucha por la emancipación católica, realizó esfuerzos similares para lograr derechos para los judíos irlandeses.