Década Ominosa

Por otra parte, el régimen es al mismo tiempo tiránico y voluntaria o involuntariamente reformador».[33]​[29]​ El fiscal alegó que había cometido tantos crímenes que para expresarlos, «no bastarían muchos días y volúmenes», pero fue condenado a muerte por uno solo: el «horroroso atentado cometido por este criminal como diputado de las llamadas cortes, votando la traslación del rey nuestro señor y su real familia a la plaza de Cádiz».[23]​ Según Josep Fontana, Fernando VII no quiso volver a Madrid antes de que Riego hubiera sido ajusticiado.Fue el City Commitee for the relief of the Spanish and Italian refugees que para recabar la ayuda apeló a razones patrióticas y cristianas más que a razones ideológicas como habían hecho los primeros comités promovidos por whigs y radicals.Fueron instalados en «depósitos» bajo el control del gobierno en donde estaban obligados a residir si querían recibir los subsidios que el Estado francés había asignado a los oficiales (y estos últimos era los más vigilados: «[tienen] opiniones revolucionarias de las más exaltadas», se decía en un informe).Al frente de la «alta policía» el rey nombró a un hombre de su confianza, José Manuel del Regato, que ya había actuado como agente provocador durante el Trienio Liberal haciéndose pasar por un liberal exaltado.Regato informaba directamente al rey con el que mantenía de forma reservada reuniones frecuentes.Aparentemente de forma paradójica, la derrota del constitucionalismo meridional en 1821-1823 reforzó el liberalismo europeo en las décadas siguientes.Los ultras o apostólicos, también llamados ultrarrealistas o ultraabsolutistas, tenían en el hermano del rey, Carlos María Isidro de Borbón —heredero al trono porque Fernando VII después de tres matrimonios no había conseguido tener descendencia—, a su principal valedor, por eso también se les llamó en ocasiones «carlistas».[96]​ Ángel Bahamonde y Jesús A. Martínez han sostenido que las diferencias entre los que ellos prefieren denominar «reformistas antiliberales» y los «ultras realistas» no eran políticas, pues compartían el mismo objetivo («el mantenimiento del Estado absoluto»), sino de «estrategia».[123]​ Según Josep Fontana, tras ser desplazados del poder los absolutistas radicales «optaron, despechados por su marginación, por formar un auténtico partido “apostólico” en la sombra».[123]​ Así pues, como ha señalado Josep Fontana, la amnistía aumentó «el odio de los ultras hacia un gobierno que parecía querer proteger al menos a una parte de los liberales y al que considerarían, por eso mismo, revolucionario y masónico».[147]​ En consecuencia, como ha destacado Emilio La Parra López, «el programa reformista intentado durante la última década del reinado estuvo profundamente condicionado».[150]​ Era «una monarquía agonizante, que carecía de lo más preciso para echar a andar en esta nueva etapa», ha afirmado Juan Francisco Fuentes.[214]​[215]​ Según Josep Fontana, estos hechos evidenciaban que el gobierno «era incapaz de controlar la capital».Según Josep Fontana, «el prestigio del país no había llegado nunca a caer tan bajo».[232]​[237]​ Según Emilio La Parra López, «no cabe descartar que [el Manifiesto] ejerciera algún influjo en los sublevados».Aunque la rebelión aún continuaría durante algunos meses, a mediados de octubre se podía dar por acabada.[170]​ La rebelión había contado con el apoyo del clero catalán, que la había alentado, legitimado y financiado,[170]​ pero en cuanto llegó el rey a Tarragona se pasó al bando contrario y casi todos los obispos condenaron a los «agraviados» e hicieron llamamientos para que depusieran las armas.[250]​ En cuanto a las consecuencias de la «guerra dels malcontents», Ángel Bahamonde y Jesús A. Martínez han subrayado que su fracaso marcó «un nuevo rumbo en los realistas».«Sintiéndose defraudados por un Rey legítimo que representaba sus principios y querían defender, la proclividad hacia la alternativa del Infante [don Carlos] empezó a tomar cuerpo».[266]​ «No comprendían que desde 1823 el terror había realizado su trabajo con mucha efectividad y que el gobierno, incompetente en materias como las de la hacienda, era mucho más eficaz en las artes de la vigilancia y la represión», ha afirmado Josep Fontana.[297]​ La noticia del fusilamiento de Torrijos y de sus 48 compañeros que habían sobrevivido, difundida por toda Europa, causó una honda conmoción especialmente en Francia y en Gran Bretaña donde aparecieron numerosos artículos en la prensa denunciando la actuación del Gobierno español.[299]​ Unos meses antes (en mayo) había sido ejecutada Mariana Pineda, una joven viuda granadina, por habérsele encontrado una bandera morada en la que aparecían a medio bordar las palabras «Libertad, Igualdad, Ley».Según su médico, Fernando hizo en privado esta confesión inequívoca: "Es menester que me case cuanto antes"».[341]​[342]​[343]​[344]​ El general Palafox le escribió a su hermano sobre las medidas del nuevo gobierno: «Esto ha sido una transformación completa.Si sigue así, me parece que se restañarán para siempre todas las llagas abiertas».«Sus decisiones no fueron más allá de anular la fuerza del carlismo y ganarse a la población.En 1832 prosiguieron las causas contra los implicados en los intentos insurreccionales liberales de los dos años anteriores, en muchos casos resueltas con penas severas.Para guardar las apariencias se dijo que había sido llamada por el rey Miguel I de Portugal.
Retrato de Fernando VII del pintor Vicente López realizado en 1828 por encargo del Banco de San Carlos . Así lo describe el historiador Emilio La Parra López : «Vestido de capitán general, con todas las condecoraciones importantes y el cetro en la mano derecha, el rey está sentado, postura poco habitual en la historia española de los retratos reales, con la mano izquierda posada sobre unos libros colocados en una mesa. En el tejuelo de uno de ellos se lee: 'R. CÉDULA DEL BANCO DE S. FERNANDO'. La obesidad y las acusadas entradas en el cabello son bien manifiestas. Este lienzo, ha dicho J.L. Díez , ofrece 'sin duda la imagen más sincera del abotargado monarca en su edad madura'. Es también la del rey reformista, preocupado por impulsar la economía del reino». [ 1 ]
Cuadro de José Aparicio que representa el desembarco de Fernando VII en El Puerto de Santa María tras haber sido «liberado» de su «cautiverio» en Cádiz. Es recibido por el duque de Angulema , comandante de los Cien Mil Hijos de San Luis , y por el duque del Infantado , presidente de la Regencia absolutista nombrada por los franceses.
Riego conducido por los realistas a la cárcel de La Carolina (1835).
Representación de los momentos previos a la ejecución de El Empecinado en la obra Historia de España en el siglo XIX (1902). Cuando estaba al pie del patíbulo consiguió romper los grilletes que los sujetaban e intentó coger la espada del jefe del grupo de voluntarios realistas , pero estos se abalanzaron sobre él y lo subieron al cadalso arrastrado con una cuerda. El alcalde de Roa relató así su ahorcamiento: «Se dio la última orden y quedó colgado con tanta violencia que una de las alpargatas fue a parar a doscientos pasos de lejos, por encima de las gentes. Y se quedó al momento tan negro como el carbón». [ 58 ]
Grabado titulado «Autodafé a Valence (Juillet 1826)» que supuestamente reproduciría la ejecución por herejía de Cayetano Ripoll, pero que en realidad representa un auto de fe de la Inquisición (el reo lleva un sambenito y va a ser quemado en la hoguera). Ripoll fue ahorcado por una sentencia de la Junta de Fe de la diócesis de Valencia y su cadáver solo fue "quemado" simbólicamente. La ejecución de Ripoll tuvo lugar en la plaza del Mercado de Valencia, y los edificios, seguramente inventados, que aparecen en el grabado no son los de esa céntrica plaza de la ciudad.
Represión de liberales en las cercanías de la ciudadela de Barcelona , custodiados por Mozos de Escuadra bajo la supervisión del conde de España , gobernador de aquella plaza tras el fin del Trienio Liberal .
El barrio londinense de Somers Town en 1850. Allí se instalaron la mayor parte de las familias liberales exiliadas.
La lechera de Burdeos (1827) de Francisco de Goya . En 1824 Goya se exilió en Burdeos donde moriría cuatro años después. Aunque algunos especialistas discuten que La lechera de Burdeos fuera obra suya, en este cuadro Goya recuperó su sentido del color y de la luz.
Antonio Ugarte y su esposa. Ugarte, hombre de confianza de Fernando VII, fue nombrado por este secretario del consejo de ministros con la misión de obstaculizar la labor de los «reformistas» y de transmitirles la voluntad del rey.
El destacado «reformista» Narciso Heredia , conde consorte de Ofalia , encabezó el gobierno entre enero y julio de 1824.
«Condenados por la Inquisición», de Eugenio Lucas ( Museo del Prado ). La decisión de no restaurar la Inquisición fue uno de los motivos, si no el principal, de la ruptura de los « ultras » con los «reformistas».
El ministro de asuntos exteriores francés Chateaubriand , el principal defensor de la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis , llegó a afirmar en privado que en España «el cáncer político está en el rey».
El general José de la Cruz , Secretario del Despacho de Guerra. La aprobación del reglamento de los Voluntarios Realistas , rechazado por estos que se negaron a cumplirlo, acabó causando la destitución de su cargo, siendo sustituido por el ultra José Aymerich .
Alejandro María Aguado , antiguo afrancesado convertido en «el banquero de Fernando VII». Fue el encargado de "colocar" los títulos de la deuda en el exterior mediante operaciones fraudulentas.
Luis López Ballesteros , secretario del Despacho de Hacienda entre 1823 y 1832, fue uno de los absolutistas «reformistas» más destacados.
El afrancesado Pedro Sainz de Andino , autor del Código de Comercio de 1829 , fue uno de los «reformistas» más destacados. [ 174 ]
El afrancesado Javier de Burgos , estrecho colaborador en París del banquero Alejandro María Aguado , le presentó al rey una exposición en la que propugnaba que las reformas fueran más lejos.
Fachada principal de la Universidad de Cervera , cuyos profesores afirmaron: «Lejos de nosotros la peligrosa novedad de discurrir».
Retrato de Carlos María Isidro de Borbón , hermano del rey y heredero al trono, por Vicente López Portaña . El nombre de «Carlos V» fue aclamado en ocasiones por los ultras, cuyo ideario compartía.
Cuadro de David Wilkie que representa la reunión en una posada del mando de un grupo guerrillero entre los que se encuentra un fraile. Wilkie estuvo en España entre octubre de 1827 y junio de 1828.
Francisco Tadeo Calomarde , un destacado ultra que fue Secretario del Despacho de Gracia y Justicia desde enero de 1824 a octubre de 1832.
Ángel Lizcano : Fusilamientos de Bessières, ilustración de la obra de Fernando Fernández de Córdoba , Mis memorias íntimas , t. I, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1886. Biblioteca Nacional de España.
Retrato de Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo , duque del Infantado, por Vicente López Portaña (1827). El duque fue uno de los ultras más destacados. Entre octubre de 1825 y agosto de 1826 estuvo al frente del gobierno al ser nombrado por Fernando VII Secretario del Despacho de Estado.
El escenario principal de la guerra fue la Cataluña Central , integrada por las comarcas de Bages (capital Manresa ), Bergadá (capital Berga ), Moyanés (capital Moyá ), Solsonés (capital Solsona ), Osona (capital Vic ) y el norte de Noya (capital Igualada ), y las comarcas vecinas de Segarra (capital Cervera ) y La Garrocha (capital Olot ), además del Alto Campo (capital Valls ) y el Bajo Campo (capital Reus ).
Palacio arzobispal de Tarragona. Allí firmó Fernando VII el Manifiesto para poner fin a la rebelión de los «malcontents».
Retrato del general Carlos de España de Cominges de Couserans y de Foix , conde de España , que dirigió la dura represión contra los «malcontents».
Ilustración de Vicente Urrabieta y Carnicero para la novela de Francisco José Orellana , El conde de España o La inquisición militar , Madrid, Librería de León Pablo, 1856. El pie de la imagen dice: «Todos prestaron juramento en manos de Josefina» en referencia a Josefina de Comerford , considerada como una de las instigadoras del levantamiento de los agraviados . En un informe se decía que «deseosa de ocupar un lugar entre las mujeres célebres, guiada por su imaginación exaltada y romántica, se convierte en un tribuno del pueblo, excita la turbación, admite los conjurados en su casa, dirige sus planes y los anima con su propio valor». [ 170 ]
Pablo Iglesias , litografía de Vicente Camarón por pintura de R. Trajani. Inscripción: «D. PABLO YGLESIAS / Regidor de Madrid en 1822 y capitán de cazadores de la milicia Nacional/ Bíctima de su patriotismo murió en Madrid el día 25 de Agosto de 1825 / mas siempre acompañado de su natural valor, dirigió al pueblo las palabras / de libertad ó muerte, á el tiempo de ejecutarse su sentencia». Biblioteca Nacional de España .
El general Francisco Espoz y Mina . Presidió en el exilio la Junta de Londres y encabezó un intento de invasión de España por Vera de Bidasoa .
El peñón de Gibraltar hacia 1830.
Ejecución del librero Antonio Miyar en Madrid (11 de abril de 1831)
Francisco Cea Bermúdez , absolutista «reformista», nuevo secretario de Estado a partir de octubre de 1832, tras los «sucesos de La Granja»
Grabado de la jura de la princesa Isabel por las Cortes reunidas en la Iglesia de san Jerónimo el Real el 20 de junio de 1833. A la «ostentosa» ceremonia le «siguieron diez días de fiestas: corridas a caballo en la Plaza Mayor, simulacros militares...». [ 347 ]