[2] Están divididas en cinco series y tratan la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente.
Ahí está completa, viva, real la vida de la nación durante los cien años que abarcó la garra del autor.
(...) Solo los más grandes en el mundo, y sobran dedos para contarlos, consiguieron otro tanto.
[19] Desaparece el simbolismo de los primeros protagonistas y la parábola,[21] aunque sigue habiendo un personaje principal o más habitual que aparecen en casi todas las novelas de la serie, el romántico Fernando Calpena.
[26] Los galdosistas coinciden en subrayar el «tono irónico, burlesco, sarcástico, deformado, casi esperpéntico»,[27] que define el estilo literario de estos últimos episodios, con abundantes escenarios prostibularios,[28] que se alternan con figuras mitológicas, especialmente en las cuatro últimas novelas publicadas.
[27] En ella, a partir del cuadragésimo tercer episodio, Amadeo I, presenta el escritor a dos personajes claves en esta serie inconclusa, Tito Liviano (que no parece un personaje real, sino un desdoblamiento interior del autor),[29], el narrador «ubicuo y omniscente»,[27] que le sirve a Galdós de heterónimo y el etéreo personaje femenino de Mariclío, musa fabulada que —como delata Joaquín Casalduero— es la encargada de decir en voz alta que «más que la monarquía, lo que se restauró en la Restauración fue el poder político y social de la Iglesia, especialmente de las Órdenes religiosas, a cuyo frente figuraban los jesuitas».