Ordenanza de Andújar

[3]​ Los periódicos ultrarrealistas como El Restaurador exigían «exterminar a los negros [apelativo denigrante para los liberales] hasta la cuarta generación».

[6]​ También hubo actos de violencia simbólica contra todo lo que significara el régimen constitucional derribado.

En ocasiones no se esperaba a la llegada de las tropas francesas como ocurrió en Coria donde, según informó un periódico absolutista, «el pueblo se apoderó de la milicia local, echó la lápida abajo y proclamó al Rey neto».

El general Álava encontró refugio en Inglaterra donde vivió junto con otros muchos exiliados liberales.

[17]​[18]​ Sin embargo, según el afrancesado José Mamerto Gómez Hermosilla la Ordenanza llegaba demasiado tarde, «cuando ya las principales tropelías habían sido egecutadas [sic]... y cuando el populacho no tenía freno alguno».

[21]​[22]​ Así, se desencadenó una amplia reacción antifrancesa (según Josep Fontana, «se podría decir, sin demasiada exageración, que se produjo una insurrección de la España absolutista contra los franceses», uno de cuyos líderes fue El Trapense)[23]​ especialmente entre los sectores realistas que no estaban dispuestos a realizar concesiones en el restablecimiento del poder absoluto del rey (por ejemplo, las tropas francesas tuvieron que emplearse a fondo para conseguir sacar de la prisión de Madrid a los hombres que habían sido encarcelados por ser milicianos o por opiniones políticas; en Vitoria las autoridades realistas fueron arrestadas por oficiales franceses por negarse a cumplir la Ordenanza; en otros lugares los prisioneros puestos en libertad por los franceses era encarcelados de nuevo con mayor rigor por los realistas) y que formaron las primeras sociedades secretas «ultras», como la Junta Apostólica o El Ángel Exterminador.

[24]​[25]​[26]​ Hubo protestas populares, inducidas probablemente por la Regencia, al grito de «mueran los franceses y vivan los rusos».

[25]​ El duque de Angulema, «amargado ante la conducta de la regencia y del gobierno», le había escrito al jefe del gobierno francés conde de Villèle el día anterior a la rectificación: «Me pregunto si los dos millones [mensuales] concedidos a este gobierno son un dinero bien invertido, y si no lo emplearán en pagar guerrillas contra nosotros».

El nuncio Giacomo Giustiniani llegó a mostrar su preocupación cuando escribió: «En Burgos, Córdoba, Santander, Alicante, Málaga, en Navalcarnero, población cercana a Madrid, y en muchas ciudades de Cataluña hay que deplorar muchas víctimas del furor popular.

¡Degolladlos!» (el alcalde consiguió evitar la masacre soltando y corriendo un novillo para distraer a los vecinos).

Fachada del Ayuntamiento de Andújar , donde el duque de Angulema firmó la Ordenanza que lleva el nombre de la localidad.
El duque de Angulema , comandante en jefe de los Cien Mil Hijos de San Luis .