Se distinguió en la Guerra de Independencia y al servicio del rey Fernando VII durante la restauración absolutista.
En 1791, la familia huyó del terror revolucionario, instalándose en Palma de Mallorca en 1793.
En 1792 Carlos de Espagne sentó plaza en el Ejército español, en el que llegaría a general.
Su crueldad en el gobierno del Principado hizo que se le conociera como El Tigre de Cataluña.
[4] Más adelante, tras la muerte de Fernando VII en 1833, se puso del lado del pretendiente Carlos María Isidro de Borbón durante la Primera Guerra Carlista y comandó a los carlistas catalanes.