Al mes siguiente, Wellington entró en la capital y, tras desplegar unas divisiones en la zona para asegurarla, marchó con el grueso del ejército hacia el norte, donde asedió Burgos.
Sin embargo, los franceses resistieron en la plaza fuerte y le forzaron a retirarse el 21 de octubre.
Mientras tanto, las fuerzas francesas, ya gravemente mermadas y desorganizadas por la dura campaña en España, se redujeron aún más cuando varias divisiones fueron desplazadas de la península ibérica para cubrir otros frentes europeos debido a la desastrosa campaña de Rusia llevada a cabo por Napoleón.
El ejército aliado se puso entonces en marcha para cortar esta vía de escape a Jourdan, que ya planeaba abandonar el suelo español para poner a salvo la corte de José Bonaparte.
Estas guerrillas habían demostrado ya ser muy capaces de derrotar en batalla campal a los franceses cuando los números eran parejos.
Si el general Girón enlazaba con ellas, la totalidad del ejército francés corría el riesgo de ser copado.
La fuerza bajo el mando de Wellington, formada por angloportugueses y el 4.º ejército Español a las órdenes del general Girón, se dividió en cuatro columnas con las que se pretendía atacar los puntos clave del despliegue imperial.
Su misión era avanzar hacia el noreste y bloquear la retirada francesa por el Camino Real que llevaba a Bayona, atacando el extremo derecho de la línea francesa situado en los pueblos de Gamarra Mayor y Gamarra Menor.
Fueron los españoles de la 1.ª División, al mando del general Morillo, los primeros en lanzarse colina arriba.
Los aliados (en especial los británicos) abandonaron toda persecución de los franceses y se entregaron al reparto del botín, lo que irritó a Wellington, quien escribió: "The British soldier is the scum of the earth, enlisted for drink" («El soldado británico es la escoria de la tierra, se alista por un trago»).
[5] El colapso de la disciplina en las filas aliadas, que permitió saquear tanta riqueza, implicó que los franceses, a pesar de sufrir 10 000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros, pudieran escapar para luchar otro día.
En noviembre con la batalla del Río Nivelle las tropas de la coalición se adentraban en el País Vasco francés.