La llamada batalla de Les Espagnols sur Mer resultó favorable a Inglaterra, pero sus pérdidas fueron cuantiosas y Eduardo no pudo en adelante hacer frente a la consagración de Juan II.
Se trataba de un gentilhombre cosmopolita cuyos dominios se repartían entre los reinos de Francia, Inglaterra e Irlanda, y como todos los señores con posesiones en la fachada marítima noroccidental podía tener interés en aproximarse al pretendiente inglés por razones económicas.
[9] En 24 horas Brienne fue arrestado, juzgado a puerta cerrada, decapitado y sus bienes confiscados.
[9] La opacidad sobre las razones de esta expeditiva ejecución dejaron la puerta abierta a los rumores: se dijo que el condestable había sido ejecutado porque había tenido una relación con la difunta reina Bona de Luxemburgo, lo que por otro lado permitía desacreditar a los futuros Valois, sembrando dudas sobre su legitimidad.
[12] Disponía también de sus leales en la armada, como el mariscal Arnoul d'Audrehem.
Hábilmente atrajo hacia su campo a los miembros de las familias ligadas en el pasado a los Evreux-Navarra para contrarrestar la influencia del pujante partido navarro que constituía una amenaza para Juan II.
[12] Amparado por Juan II, que le confió misiones militares y diplomáticas, Carlos de España acumuló honores.
[15] Felipe respondió desenvainando su daga y amenazando al favorito en presencia del rey.
Juan II pudo hacer entrar en razón al navarro, mientras el condestable abandonaba la escena entre insultos que reclamaban venganza.
Carlos de Blois, candidato del rey de Francia a ocupar el ducado, se encontraba prisionero en Londres y negociaba su libertad con los ingleses.
Carlos de la Cerda, que acostumbraba a desplazarse con una reducida escolta, se encontraba alojado en el albergue «la Truie-qui-File» en L'Aigle.
[18] Carlos II de Navarra se mantuvo prudentemente a cierta distancia.
Apresado e injuriado, el condestable suplicó a los navarros de rodillas perdón.
[18] Carlos II de Navarra, manteniéndose siempre alejado e impaciente, envió a un mensajero para que le informase del curso de los acontecimientos.
En su cuerpo se contaron hasta ochenta golpes de espada.
[18] Carlos de Navarra, que solo había pretendido la captura del condestable y no su asesinato, se endosó la responsabilidad para encubrir a su impulsivo hermano.
[20] En conjunto, recibía todas las prerrogativas del duque de Normandía sin ostentar el título.
Luis, segundo hijo de Juan el Bueno, sería entregado como rehén para garantizar la seguridad del monarca navarro.