Esta popularidad ayudó a mantener la paz en Inglaterra durante el largo reinado de Eduardo.
[7] El mayor de sus catorce hijos fue Eduardo, el Príncipe Negro, que llegó a ser un renombrado caudillo militar.
Felipa murió a la edad de cincuenta y cinco años, según parece por edema.
No tuvo éxito, ya que era costumbre en estas regiones favorecer a los herederos varones.
[10] El rey Eduardo II de Inglaterra había decidido que una alianza con Flandes beneficiaría a Inglaterra y envió al obispo Stapledon de Exeter al continente como embajador.
Cuatro años más tarde, Felipa fue prometida al príncipe Eduardo cuando, en el verano de 1326, la reina Isabel llegó a la corte de Henao buscando ayuda del conde Guillermo para destituir al rey Eduardo.
Como Isabel no deseaba renunciar a su propio estatus, la coronación de Felipa fue pospuesta por dos años.
Poco después, este último fue ejecutado por traición, y la reina viuda Isabel fue enviada al castillo de Rising en Norfolk, donde pasó varios años bajo arresto domiciliario, pero con sus privilegios y libertad de movimiento que le devolvió su hijo.
[6] Influyó en el rey para que se interesase por la expansión comercial de la nación.
Ocho años más tarde Eduardo III murió y fue enterrado junto a Felipa.
Según todos los informes, su matrimonio, que duró cuarenta años, había sido feliz.