[a] Representa a una mujer, en una postura que parece indicar que va sentada en un asno o una mula; abajo a la izquierda aparece un cántaro, sobre cuya panza aparece incisa la firma de Goya.
[3] El cuadro, en el conjunto cronológico de la obra de Goya —escribe Calvo Serraller—, destaca por la recuperación del color y la "técnica de pinceladas breves y yuxtapuestas que emplearía posteriormente los impresionistas".
[4] Para algunos especialistas, como la británica Juliet Wilson Bareau, y las españolas Carmen Garrido y Manuela Mena, es casi impensable que el cuadro sea de Goya, y sí que lo fuera de 'Rosarito', propuesta asimismo discutible pues Rosario solo tenía trece años en 1827, fecha en la que se supone fue realizado este cuadro.
[5] En cuanto a la falsa autoría de Goya, se apuntan las siguientes razones:[6][7] Más allá de estos detalles técnicos, resulta sorprendente que, tras la muerte de Goya, y en el proceso de desmantelamiento de los bienes reunidos en Burdeos, esta obra fuera 'regalada' por Javier, el único hijo sobreviviente de Goya —y único heredero nombrado en su testamento "irrevocable" hecho en 1811—,[5] a la última compañera del pintor, Leocadia Zorrilla, conociéndose el dato de la profunda animadversión que sentían entre sí Javier Goya y Leocadia.
[5] Otros biógrafos, aun discutiendo la autoría del cuadro, han propuesto la posibilidad de que la retratada fuese Rosario Weiss.