Junto con su hermano Luis combatió en la Primera Guerra Carlista.
Fue Presidente del Gobierno durante un solo día.
Carecía de toda experiencia militar, ignorando el esfuerzo físico que debía realizar el soldado de a pie, mientras que él sólo se movía montado a caballo.
Él mismo cuenta en sus memorias que nada más recibir el mando en Vitoria, al ver que uno de sus soldados no saludaba como debía a un teniente, «...mandé en el acto al batallón poner armas al hombro y haciendo salir al granadero veinte pasos al frente, hícele despojar de sus armas y equipo y aplicar sesenta palos por cuatro cabos de la compañía al toque de fagina.
Ascendió a teniente general en 1847, designado capitán general de Cataluña el 4 de septiembre de 1848 y fue destinado a Italia para restaurar el poder temporal del papa Pío IX y derrocar a la República Romana, instalada fruto de una revolución contra el Papa.