Sin embargo, apenas cumplió los siete años cuando los ejércitos de Napoleón invadieron la Península y tuvo que abandonar la Corte con su familia.
En los periódicos de aquel tiempo se hace mención a este hecho de armas, así como también a la parte activa que tomó Marchessi en varias escaramuzas contra los cabecillas Merino, Cuevillas y otros.
En 1823, fue destinado al Cuarto Ejército de Operaciones, al mando del general Pablo Morillo, hasta la capitulación que el mencionado general hizo con los realistas y con los franceses.
Por esta acción S. M. le concedió el grado de teniente coronel.
Entre el nutrido fuego con que los carlistas recibieron al escuadrón, y la confusión en que se mezclaron los unos con los otros, Marchessi fue hecho prisionero por un oficial y cinco lanceros carlistas, de cuyas manos se salvó por los esfuerzos del cabo de coraceros Gabino Gómez.
Marchessi optó por este último medio, arrojándose por la pendiente con los 80 caballos que componían su escuadrón.
Al llegar abajo quedaron unos 30 por tierra; pero Marchessi, a la cabeza de los demás, cargó tan intrépidamente de flanco a tres batallones carlistas que se retiraban, que tuvieron que rendir las armas y entregarse, haciéndoles 1.400 prisioneros y 200 muertos.
El pronunciamiento fracasón rotundamente y Marchessi tuvo que huir.
Elegido director general de las reales caballerizas y de la armería, durante los años que trascurrieron desempeñando cerca de la real persona este empleo, estos dos establecimientos debieron grandes adelantos al buen gusto, asiduidad y conocimientos del Sr. Marchessi.
En la yeguada de S. M. se tuvieron resultados muy satisfactorios, hijos del cuidado e inteligencia para los cruzamientos, cría y recría del ganado; y se publicó el catálogo de la real armería.
S. M. Isabel II, al aceptarla, manifestó que le causaba sentimiento acceder a ella.
Un tacto especial presidió todas las disposiciones del general en jefe en Vitoria.
Marchó a América al ser nombrado capitán general de Puerto Rico, cargo en el que permaneció entre los años 1865 y 1867.
Tuvieron cuatro hijos: Josefa, Francisco, Luis y Eduardo.