Pronunciamiento de Torrijos

El pronunciamiento de Torrijos fue un pronunciamiento encabezado por el general y político liberal José María Torrijos que tuvo lugar en 1831 en España al final del reinado de Fernando VII y cuyo objetivo era poner fin al absolutismo y restaurar la Constitución de 1812.

Algunos de ellos participaron activamente en la conspiración que estaba preparando, realizando algunas misiones para él.

Torrijos estaba convencido de que «la nación estaba dispuesta para un cambio» y confiaba «en los liberales del interior de España, quienes, desde diversos puntos, reclaman nuestra ayuda» porque «el miedo e inseguridad de estos les hacía esperar que fueran los del exterior quienes iniciasen el pronunciamiento: se ofrecían a seguir, no a ser los primeros».

Poco después Boyd y otros comisionados de Torrijos viajaron a Gibraltar y a su vuelta le convencieron de que la colonia británica era el lugar idóneo desde donde lanzar el "rompimiento".

La forma planeada para llegar a Gibraltar tuvo que aplazarse y cambiarse porque la policía británica el 29 de julio impidió que Torrijos y sus seguidores pudieran embarcar en los muelles del Támesis, por lo que finalmente abandonaron Inglaterra un mes más tarde, llegando a Gibraltar a principios de septiembre, vía París y Marsella.

Este último le facilitó un escondite en su propia casa cuando el general visitaba clandestinamente Málaga, para reunirse con los conjurados.

Sin embargo, la situación en Andalucía se mantuvo tensa durante los meses siguientes.

Llegando a la costa les sorprende el barco Neptuno, que abre fuego contra los liberales.

Torrijos con su catalejo ve el barco que les está haciendo fuego, descubriendo su identidad.

No quedándoles más refugio que la propia tierra, Torrijos y los suyos se apresuran hacia la playa de El Charcón.

Cargando con sus armas y una bandera, los liberales, junto con su jefe, forman sobre el monte Guajarzos.

Los liberales inician el ascenso hacia Mijas; ellos creen que esta población les prestará ayuda y refugio.

Pero los liberales, esquivándolos, escapan, aprovechando el cauce seco del Arroyo del Pinar, y continúan hacia Alhaurín de la Torre, situado a veinte kilómetros de Málaga.

Los oficiales realistas, próximos a la puerta, mandaron alto el fuego a los suyos y uno de ellos se adelantó para hablar con el jefe de los liberales.

González Moreno llegó para entrevistarse con Torrijos; sin embargo no se sabe con certeza lo que hablaron.

Una teoría es que el gobernador intentara convencer a Torrijos de que se entregase, para, más tarde, cuando llegara el apoyo de los hombres de Vélez, iniciar la insurrección, no convenciendo a Torrijos la oferta que ponía en riesgo a sus hombres.

Torrijos le pidió seis horas de plazo para dar una contestación.

Al amanecer del domingo 11 de diciembre, que sería el día de su muerte, Torrijos escribió una carta a su esposa, que se había quedado en Londres:[11]​

[13]​ Entre los fusilados se encontraba un niño que hacía las funciones de grumete.

Cuando estaba en Bayona, dispuesta a cruzar la frontera, conoció la noticia de que su marido y sus compañeros habían sido fusilados en Málaga.

[15]​ Según su biógrafa más reciente, la historiadora Irene Castells, Torrijos fue un "liberal utópico", entendiendo "la categoría de utópico en su sentido histórico, en la del que aspira a un objetivo noble convencido de su necesidad y viabilidad hasta tanto la realidad no le demuestre lo contrario.

La insurrección que buscaban estos liberales, con Torrijos a la cabeza, en su último intento desesperado, era arriesgada; pero la veían necesaria y posible.

El peñón de Gibraltar durante los tiempos de Torrijos.
Bandera usada por José María de Torrijos durante el desembarco
Representación de la " Asociación Torrijos por la Libertad " del fusilamiento de Torrijos, el 6 de diciembre de 2009.