Hijo de un próspero campesino, fue labrador (hoy día se conserva su casa en su localidad).Al principio su lugar de acción estaba en la ruta entre Madrid y Burgos.Fueron estas batallas perdidas y en campo abierto las que le hicieron pensar que obtendría mejores resultados con el sistema de guerrillas y así comenzó con éxito sus acciones bélicas en Aranda de Duero, Sepúlveda, Pedraza y toda la cuenca del río Duero.El daño que se hizo al ejército de Napoleón fue considerable, de tal manera que nombraron al general Joseph Léopold Sigisbert Hugo como «perseguidor en exclusiva» del Empecinado y sus gentes.El general francés, después de intentar su captura sin conseguirlo, optó por detener a la madre del guerrillero y algún familiar más.En 1812, tras abandonar Brihuega (Guadalajara) se traslada a Torija (Guadalajara) decidió volar el castillo de Torija para que las tropas francesas no pudieran hacerse fuertes en el recinto.Durante los años siguientes, el Trienio Liberal, fue nombrado gobernador militar de Zamora y finalmente, capitán general.[4] Al llegar, el populacho, sin haber recibido orden de superior alguno, había montado en la Plaza Mayor un tablado y el preso fue subido allí, donde fue insultado y apedreado.Este arreglo no fue cosa de poco tiempo, duró hasta que al Empecinado se le quitó la vida».[5] La causa debería haber sido llevada a la Real Chancillería de Valladolid, donde el militar liberal Leopoldo O'Donnell habría conseguido que fuese juzgado con benevolencia, pero el corregidor de la comarca Domingo Fuentenebro, enemigo personal del preso, dio parte al rey que lo nombró comisionado regio para formar la causa en Roa que quedó concluida el 20 de abril de 1825.El apodo de este personaje histórico ha enriquecido nuestro idioma y así se dice empecinarse a obstinarse o empeñarse en conseguir un fin.[10] La palabra empecinado tenía el sentido, referido a una persona, de sucio y poco cuidado.Pero este personaje cambió definitivamente el sentido de la palabra, otorgándole mayor nobleza.
Busto de bronce en
Alcalá de Henares
del escultor italiano Carlos Nicoli de 1880.
Representación de los momentos previos a la ejecución de El Empecinado en la obra
Historia de España en el siglo XIX
(1902). Cuando estaba al pie del patíbulo consiguió romper los grilletes que lo sujetaban e intentó coger la espada del jefe del grupo de
voluntarios realistas
, pero estos se abalanzaron sobre él y lo subieron al cadalso arrastrado con una cuerda. El alcalde Roa relató así su ahorcamiento: «Se dio la última orden y quedó colgado con tanta violencia que una de las alpargatas fue a parar a doscientos pasos de lejos, por encima de las gentes. Y se quedó al momento tan negro como el carbón».