Comisiones militares
La otra misión de las comisiones militares era acabar con el bandolerismo, que proliferó durante esos años.[1][2][3][4] El Consejo de Castilla advirtió desde el principio que las comisiones militares eran contrarias a «las antiguas y veneradas leyes fundamentales».En una norma posterior del 9 de octubre se establecieron las penas para los condenados por estos delitos.u obligarle a condescienda en un acto contrario a la voluntad soberana»; los que hubiera gritado muera el rey y «los que usen de las voces alarmantes y subversivas de viva Riego, viva la Constitución; mueran los serviles [los absolutistas], mueran los tiranos, viva la libertad… por ser expresiones atentativas al orden y convocatorias a reuniones dirigidas a deprimir la sagrada persona del S.M.[9] Y también dictaron penas arbitrarias como la de un soldado en Burgos condenado a diez años de reclusión en un presidio en África por haber gritado «¡Viva la Constitución!» (mientras que en otros lugares por el mismo ¡viva![3] En cuanto a la represión del bandolerismo las comisiones militares fueron poco eficaces.