Represión política

[1]​[2]​ Reprimir es contener, detener o castigar, por lo general desde el poder y con el uso de la violencia, actuaciones políticas o sociales;[3]​ la represión política niega e impide el ejercicio de los derechos civiles y de libertad política: expresión, reunión, manifestación, asociación, sindicación que suelen considerarse propias de los sistemas democráticos.

[4]​ La represión política suele ir acompañada por violencia, que puede ser considerada legal internamente, a la vista del ordenamiento jurídico existente, como ilegal e informal.

Esta intolerancia se manifiesta mediante políticas discriminatorias, violación de los derechos humanos, brutalidad policial, prisión, exterminio, exilio, extorsión, depuración, terrorismo, asesinato extrajudicial, ejecución sumaria, tortura, desaparición forzada y otros castigos contra activistas políticos, disidentes y población en general.

Cuando la represión política es sancionada y organizada por el estado, se puede llegar a situaciones de terrorismo de Estado, genocidio y crimen contra la humanidad.

En estos regímenes, los actos de represión política pueden ser llevada a cabo por la policía y la policía secreta, el ejército, los grupos paramilitares y los escuadrones de la muerte.