Estados Unidos, por su parte, debido a la doctrina Monroe, reconoció al bando republicano de Juárez que no pudo ser vencido por el Imperio.Tras su muerte se reinstauró el sistema republicano en México, que dio inicio al periodo denominado como la República Restaurada.Maximiliano y Francisco José eran muy cercanos, al punto que ambos solían burlarse de su tío considerándolo intelectualmente deficiente.[32] Leopoldo I, al percatarse de dichos sentimientos, le sugirió a Maximiliano que pidiera su mano.[…] El archiduque es muy pobre, busca sobre todo enriquecerse, ganar dinero para completar las diversas construcciones que ha emprendido»,[34] pues Victoria era también prima de Carlota.[36] En realidad, tras aceptar el matrimonio con la princesa belga no pareció mostrar entusiasmo ni señales de estar enamorado.El futuro Leopoldo II anotó alguna vez en su diario: «La construcción de este palacio en estos días es una locura sin fin».Carlota hizo todo lo posible por ganarse las simpatías de "su gente": hablando en italiano, visitando instituciones benéficas, inaugurando escuelas...Maximiliano fue a Viena en abril de 1858 para pedirle a Francisco José I que concentrara personalmente los poderes administrativos y militares, mientras seguía una política de concesiones; su hermano rechazó aquella solicitud y lo obstaculizó para liderar una política más represiva.Cerdeña salió victoriosa en la guerra gracias al apoyo dado por Napoleón III, resultando como un golpe para las relaciones entre Francia y Austria.[56] Maximiliano durante este periodo recogió mucha información sobre temas como botánica, ecosistemas o métodos agrarios.Al final los liberales ganaron la guerra, pero los grandes terratenientes en apoyo del bando conservador pidieron ayuda a Europa.[64] En territorio francés Napoleón III planeó ofrecer la corona imperial mexicana a Maximiliano, que conocía personalmente y cuyas cualidades apreciaba.Aunque, en realidad, Maximiliano fue engañado por algunos conservadores, entre ellos Juan Nepomuceno Almonte, quien le aseguró un hipotético apoyo popular masivo.Dicho día zarparon a bordo del SMS Novara escoltados por la fragata francesa Thémis, por lo que Maximiliano se encontró más sereno.Carlota estaba particularmente impresionada: cruzar tierras cálidas con malas condiciones climáticas y un accidente automovilístico ayudaron a proyectar una sombra desfavorable sobre sus primeros pasos en México.Con la llegada a otras ciudades, las recepciones fueron muy jubilosas y de gran algarabía, lo cual se expresó especialmente en Puebla.Ya más cercanos a Ciudad de México se les ofreció un panorama distinto: un país herido por la guerra y profundamente dividido en sus convicciones.[nota 3] Cabe mencionar que más tarde en Verano, la pareja imperial también disfrutó del Palacio de Cortés en Cuernavaca.El temperamento liberal de Maximiliano ya se había expresado en Lombardía y, al igual que en tierras italianas donde se esforzaba por defender los intereses de quienes lo habían puesto en el trono y la construcción del Estado estaba limitada por las tropas, en México ocurrió una situación similar en la que oscilaba entre ideales liberales y conservadores, pero no ejercía un dominio indiscutiblemente real sobre el país: las medidas tomadas por su gobierno solo se aplicaban a territorios controlados por guarniciones francesas.[106] Maximiliano también intentó, sin éxito, atraer la colonia inglesa de Honduras Británica (actual Belice) a Yucatán.[121] Todos los liberales de corte republicana, que eran encabezados por Juárez, se opusieron abierta y regularmente a Maximiliano.Estados Unidos suministró a los republicanos depósitos de armas en El Paso del Norte en la frontera con México.Carlota al encontrarse aislada y sin el apoyo de ningún monarca europeo le envió un telegrama a Maximiliano que rezaba: «¡Todo es inútil!».[136] Como último recurso, Carlota se dirigió a Italia para buscar la protección del papa Pío IX.Allí es donde se declararon abiertamente los primeros síntomas de trastornos mentales que en los próximos años le atormentarían hasta su muerte.El coronel José Rincón Gallardo, edecán de Escobedo, los reconoció, pero los dejó seguir su camino, considerándolos como unos simples burgueses.Estuvo conformado por siete oficiales y presidido por Rafael Platón Sánchez, militar que había participado en la Batalla de Puebla.[166] Cuando llegaron al lugar Tüdös le exclamó: «Siempre te has negado a creer que esto sucedería.El periodista, ensayista, diplomático y político francés Arthur de La Guéronnière publicó un artículo con Maximiliano como protagonista, donde escribió: «¡Todo ha terminado!