Nació en París debido a que su padre había abdicado al trono brasileño.
Cuando apenas tenía un mes, Pedro se dirigió a Portugal para restaurar a su hija mayor, María, en el trono, que había sido usurpado por el hermano pequeño de este, Miguel.
[2] Para que se reconocieran los derechos de María Amelia como princesa brasileña, Pedro invitó a varias personas para que fueran testigos de su nacimiento, entre ellas el embajador brasileño en Francia.
[7] Pedro quedó encantado con su bebé y envió una carta con fecha 4 de diciembre a sus otros hijos que se habían quedado en Brasil, incluido el futuro Pedro II, con el siguiente mensaje: Cuando María Amelia apenas contaba con 20 días, su padre partió a las Azores para organizar una fuerza expedicionaria con la intención de invadir Portugal.
[10] Charles Napier, un oficial naval británico que luchó del lado de Pedro, escribió sobre el emocionante encuentro:
Pedro había establecido una relación muy cercana con su hija y se adoraban mutuamente.
[12] Sin embargo, el conflicto había minado la salud de su padre, que habría contraído tuberculosis.
Sin éxito, Amelia había solicitado al gobierno que ella y su hija fueran reconocidas como miembros de la familia imperial brasileña, con derecho a una renta anual.
[16] La rubia[17][18] María Amelia se convirtió en «una muchacha de belleza impresionante e inteligencia cultivada», según palabras del historiador H. Montgomery Hyde.
El ser humano es el más frágil de todos los seres; muere mientras todos los objetos creados para su uso aguantan siglos... Creo que estoy divagando con mis reflexiones melancólicas... A principios de 1852, el archiduque Maximiliano de Austria, que estaba sirviendo en la marina austriaca, visitó a Amelia y a María Amelia durante una escala en Portugal.
[35] Toda la ciudad las recibió con alegría y una multitud las acompañó hasta su nuevo hogar.
[37] No obstante, su salud empeoró, y a finales de noviembre, se había perdido toda esperanza.
[38] A principios de 1853, la princesa estaba metida en cama y ya sabía que su muerte estaba próxima: «Mis fuerzas disminuyen día a día, puedo sentirlo, estoy llegando al principio del fin».
[46] La muerte de María Amélia afectó profundamente a todos aquellos que la querían.
Este escribió en su diario 7 años después de su muerte: «Oí la misa en honor a mi hermanita Amelia, a quien sentía muy cerca, y me siento tan triste por no haberla conocido».
[50] Durante mucho tiempo, el archiduque Maximiliano estuvo traumatizado por los recuerdos de su prometida.
Visitó tres provincias brasileñas durante su viaje y quedó fascinado ya que Brasil era la única monarquía en Sudamérica.
[57] Inspirado por la estabilidad y prosperidad que había observado mientras visitaba Brasil bajo el gobierno del hermano de su difunta prometida, Maximiliano creía que podía lograr el mismo resultado en México.