(Crankshaw, 1969, p. 11-12) Cuando este murió, Sajonia, Prusia, Baviera y Francia rechazaron el documento que habían reconocido como legítimo hasta entonces.
(Crankshaw, 1969, p. 17)(Mahan, 2007, p. 5-6) Su abuelo, Leopoldo I, había tenido 16 hijos, de los que pocos llegaron a la edad adulta.
[Nota 5] María Teresa estableció una estrecha relación de amistad con la condesa Marie Karoline von Fuchs-Mollard, que fue designada por su madre para enseñarle etiqueta.
Recibió clases de dibujo, pintura, música y danza —disciplinas que únicamente la educaban para ser reina consorte—.
En 1738, Carlos VI envió a la joven pareja para hacer su entrada oficial como los nuevos soberanos del país.
Para el evento se erigió un arco de triunfo en la Porta Galla, un monumento que aún sigue en pie.
Los vieneses se rebelaron por los costes de la guerra y despreciaron a Francisco Esteban, llamándolo «cobarde espía francés».
(Morris, 2007, p. 47) El ejército contaba con solo 80 000 hombres, muchos de los cuales no habían recibido sus salarios, pero que, aun así, eran extremadamente leales a su nueva soberana.
(Morris, 2007, p. 47) La emperatriz consiguió en 1740 el reconocimiento del rey Carlos Manuel III de Cerdeña, que no había aceptado anteriormente la Pragmática Sanción.
(Browning, 1995, p. 42, 44) Como Austria disponía de pocos comandantes con experiencia, María Teresa convocó al mariscal Wilhelm von Neipperg, que había sido encarcelado por su padre debido a sus fracasos en la guerra contra los turcos.
(Browning, 1995, p. 52-53) Francia llegó a elaborar un plan para repartir las posesiones austriacas entre Prusia, Baviera, Sajonia y España.
Al alcanzar sus objetivos, demostró sus dones teatrales abrazando triunfalmente a su hijo y heredero José ante la Dieta, con lo que consiguió la simpatía de los nobles.
Desesperada y cansada por el embarazo, le escribió a su hermana: «No sé si la ciudad seguirá siendo mía durante mi parto».
(Browning, 1995, p. 65) En carta al canciller de Bohemia, el conde Philip Kinsky, prometió amargamente no escatimar en gastos para defender su reino: «Me he decidido.
Considerando la elección como una catástrofe, (Browning, 1995, p. 88) la soberana pilló a sus enemigos desprevenidos al insistir en hacer una campaña de invierno.
(Browning, 1995, p. 92) El mismo día en que Carlos VII era elegido emperador, las tropas austriacas dirigidas por Ludwig Andreas von Khevenhüller tomaron Múnich, la capital de Baviera.
(Crankshaw, 1969, p. 96)(LeCaine Agnew, 2004, p. 84) Preocupado por los avances austriacos en la frontera con el Rin, Federico II saqueó Praga en agosto de 1744.
(Crankshaw, 1969, p. 99) La guerra continuó tres años más, con combates en el norte de Italia y en los Países Bajos austriacos.
A pesar de ser muy cariñosa con sus hijos, los usó como peones en los juegos dinásticos y sacrificó su felicidad en beneficio del Estado.
Creía que una religión unida era necesaria para una vida pacífica y por ello rechazaba frontalmente la idea de la tolerancia religiosa.
Por todo esto, los jesuitas fueron poderosos e influyentes durante los primeros años del reinado de María Teresa.
Sin embargo, sus ministros consiguieron convencerla de que esos religiosos representaban un peligro para la autoridad monárquica.
(Mahan, 2007, p. 254)(Dawson Beales, 1987, p. 14)(Holborn, 1982, p. 222) Durante la tercera década de su reinado, influida por su cortesano Abraham Mendel Theben, María Teresa promulgó edictos en los que se ofrecía cierta protección estatal para sus súbditos judíos.
No obstante, implantó reformas significativas para reforzar el ejército austriaco y volver a la burocracia más eficiente.
El mando absoluto de los ejércitos fueron entregados a su hijo tras la muerte del conde Leopold Joseph von Daun.
(Crankshaw, 1969, p. 268, 271) Según Robert A. Kann, María Teresa fue una monarca con cualificaciones por encima de la media, pero era intelectualmente inferior a sus hijos José y Leopoldo.
(Kann, 1980, p. 157) Este afirmó que, sin embargo, ella poseía cualidades apreciadas en un monarca, como raciocinio rápido y determinación.
(Crankshaw, 1969, p. 285)(Ingrao, 2000, p. 195)(Magocsi, 1983, p. 92) Es poco probable que María Teresa se hubiera recuperado totalmente de la viruela contraída en 1767, como afirmaban escritores del siglo xviii.
(Crankshaw, 1969, p. 336-338)(Leland Goldsmith, 1936, p. 272) María Teresa dejó un imperio revitalizado, lo que influyó al resto de Europa durante el siglo xix.
La adquisición del reino de Galitzia y Lodomeria dio al imperio un carácter aún más multinacional, que lo acabaría llevando a su destrucción.