Por la gracia del emperador, Baviera, Wurtemberg, y Sajonia se convirtieron en reinos, mientras que Baden, cuyo apoyo a la política francesa no fue considerado suficientemente entusiasta por el emperador, en gran ducado.
Solo la hija más joven, Luisa, no llevó corona, y se casó por razones familiares con un primo de una rama menor, el duque Maximiliano en Baviera, llegando a sufrir mucho por la diferencia de rango con sus hermanas, pero logró casar a sus hijas brillantemente.
Al no tener gusto por el poder o la política, era un esposo y padre devoto e incluso sumiso.
Después de seis años de esterilidad, incluidos cuatro abortos, la pareja tuvo seis hijos: La archiduquesa fue una madre cariñosa y afectuosa, particularmente atenta a la educación que se le impartía a sus hijos.
El duque de Reichstadt podría haber despertado en Sofía sentimientos que iban del amor romántico al maternal.
Seis años mayor que ella, el príncipe era un oficial del ejército imperial.
Tenía una gran presencia y mucho atractivo, superando con creces al archiduque Francisco Carlos.
Tan pronto como llegó a la corte de Viena, Sofía ocupó una posición predominante en ella.
El emperador Francisco I la consideraba como una hija y le demostró mucho cariño.
A la muerte del emperador en 1835, la emperatriz Carolina se retiró a Salzburgo y la nueva emperatriz, María Ana de Saboya, que no hablaba alemán, no le discutió este papel.
El canciller vio más la institución que al hombre y también temía la poderosa influencia de Sofía.
Sofía también supo cómo crear a su alrededor un cálido círculo familiar en una corte excesivamente ligada al rígido protocolo imperial.
Hungría se levantó y el rey Carlos Alberto de Cerdeña, aprovechando las dificultades del imperio, declaró la guerra a Austria, dando comienzo la Primera guerra de la Independencia italiana.
Sofía era consciente de que la monarquía debía ser renovada y sólo un joven soberano podría hacer frente a los problemas causados por las revoluciones nacionales.
Con la complicidad de su hermana, la emperatriz viuda Carolina Augusta, y su cuñada, la emperatriz María Ana, lograron que el archiduque Francisco Carlos, de carácter demasiado débil para asumir la delicada situación, renunciara a sus derechos a la corona, y que su cuñado, Fernando I, abdicara a favor de Francisco José.
Lamentando la evolución de la política austriaca, plagada por los fracasos, la archiduquesa no se apartó del poder hasta su muerte.
Sofía no consideraba que Isabel fuera una buena opción, ya que procedía de la rama húngara de los Habsburgo, considerada demasiado liberal, e incluso un hermano suyo, el archiduque Esteban, apoyó a los revolucionarios húngaros en 1848 y acabó su vida en el exilio.
Finalmente su presión hizo que el interés del emperador terminara por debilitarse.
Primero, Carlos Luis se casó en 1856 con su prima hermana, la princesa Margarita de Sajonia, que murió prematuramente.
En 1867, su hijo Maximiliano, el emperador de México, fue fusilado en Querétaro tras un cuestionable juicio, lo que ahondó aún más en su tristeza a Sofía.
Sin una queja o una crítica, la archiduquesa se retiró gradualmente del mundo.
Si bien respetaba las convenciones sociales, esta unión era un matrimonio por amor al que la emperatriz Isabel había contribuido en gran medida.
Este fuerte personaje pronto se encontró con la personalidad independiente de su joven nuera, la emperatriz Isabel.
Al darse cuenta de que se había producido un nuevo período, prefirió renunciar al trono colocando a su hijo en el trono, aunque fuera apenas un adolescente: "Adiós a mi juventud", dijo el emperador de 18 años.
Eligió a la princesa Elena en Baviera, de diecinueve años, bonita, inteligente, piadosa y culta.
Sin embargo, fue muy exigente con esta adolescente a la que no le gustaba el protocolo austríaco.
Puedes contribuir aportando información sobre títulos y tratamientos de esta persona.