Tras la designación de Carlos XIII como nuevo rey, los gustavianos, partidarios de Gustavo IV Adolfo, buscaron en 1809 y 1810 que Gustavo fuese designado como príncipe heredero, pero no tuvieron éxito.
Al alcanzar la edad adulta, Gustavo entró a servir dentro del ejército austríaco.
En 1826 era teniente coronel y en 1830 alcanzaba el rango de general.
En 1828 se comprometió con la princesa Mariana de los Países Bajos, pero el compromiso se rompió debido a la presión que ejerció el rey sueco Carlos XIV Juan sobre la Casa Real de ese país.
Sólo la menor le sobrevivió: Gustavo aceptó bajo protesta la ascensión al trono de Óscar I en 1844 y la de Carlos XV en 1859, y mantuvo su reivindicación como heredero.