El Vormärz, que pretendía conseguir cambios políticos en Alemania y esperaba una mejora de las condiciones de vida, se alzó en contraposición a la literatura del Biedermeier, movimiento conservador, restaurador y resignado en lo que a política se refiere.
Los principales representantes de la Joven Alemania fueron Karl Gutzkow, Heinrich Laube, Theodor Mundt y Ludolf Wienbarg.
Entre los autores más importantes de esta corriente se encuentran August Heinrich Hoffmann von Fallersleben, Ferdinand Freiligrath (Ça ira, Neue politische und soziale Gedichte (Nuevos poemas políticos y sociales)) y Georg Herwegh (Gedichte eines Lebendigen (Poesías de un viviente)).
En este contexto debemos mencionar también a Robert Eduard Prutz y Georg Weerth (Humoristische Skizzen aus dem deutschen Handelsleben (Bocetos humorísticos de la vida de un comerciante alemán), Leben und Taten des berühmten Ritters Schnapphanski (Vida y hechos del célebre caballero Schnapphanski), a quien la ciencia literaria de orientación marxista quiso apodar como el primer "poeta del proletariado alemán".
Büchner y Christian Dietrich Grabbe, cada uno a su manera, dieron un nuevo impulso al género dramático.
Heinrich Heine, con sus altas exigencias estéticas, se distanció de los jóvenes alemanes; no obstante, compartió con ellos en gran medida la crítica social.
Tampoco debemos olvidar a las escritoras que en aquellos años entraron con paso firme en el mundo de la publicación, escritoras como Louise Aston (Meine Emanzipation (Mi emancipación)) o Fanny Lewald (Eigene Gedanken über die Mädchenerziehung (Pensamientos propios acerca de la educación de las muchachas)), que plantearon preguntas sobre temas específicamente relacionados con las mujeres, o como Bettina von Arnim (Dies Buch gehört dem König (Este libro pertenece al rey)), que planteó cuestiones de temática social.