[2] Inicialmente, la nueva ciudad situada en el centro del valle del Segura recibió el mismo nombre, Tudmir, pero acabará permaneciendo una denominación anterior (Múrsiya),[3] lo que lleva a suponer la existencia previa de otra población en la misma zona o en sus proximidades cuyos orígenes se remontarían a un asentamiento o villa romana de la que el nuevo núcleo fundado por los omeyas cordobeses tomaría el nombre.[4] Incidiendo en esta línea, algunos eruditos postularon un hipotético culto antiguo a dicha diosa en el área en la que ahora se encuentra la ciudad de Murcia.Aunque la explotación agraria a gran escala y el aprovechamiento hídrico del valle en donde se encuentra Murcia se remonta a tiempos romanos, fueron los árabes los que, aprovechando el curso del río Segura que atraviesa la depresión prelitoral, perfeccionaron y ampliaron una compleja red hidrológica formada por acequias, brazales y azarbes.Canales que el geógrafo árabe Al-Himyari describió como Ambas toman sus aguas del río Segura en el azud de la Contraparada.Este primer estado independiente murciano concluyó en el año 1078 cuando las tropas sevillanas de Al-Mutamid entraron en la ciudad.Sin embargo su poder no duró mucho, pues comenzó a utilizarlo para fines suntuosos que le granjearon la desafección del pueblo murciano.[25] En este periodo nació en Murcia el gran místico sufí, filósofo y poeta Ibn Arabi, concretamente en 1165, el mismo año en el que comenzó el declinar del reino de Mardanis, al producirse sus primeras derrotas y el primer gran sitio de los almohades a la ciudad.En 1172, con su reino conquistado y la ciudad duramente sitiada por los almohades, moría en Murcia el mítico Ibn Mardanis, el Rey Lobo.Sin embargo, los musulmanes murcianos mantuvieron un amplio margen de autonomía, conservando propiedades y religión.Por tanto, la presencia castellana en este momento se limitaba al contingente militar que se instaló en el Alcázar Mayor, y a los pobladores cristianos que se asentaron en la denominada Axerca, terrenos adyacentes extramuros a dicho alcázar, dando lugar a un nuevo arrabal llamado Murcia la nueva (actual barrio de San Juan), que en 1257 acabaría contando con un concejo propio.Alfonso X, empleado entonces en sofocar la revuelta en la zona andaluza, pidió ayuda urgente a su suegro Jaime I de Aragón.[33] Posteriormente, Alfonso X modificó esta disposición llevando a los musulmanes al arrabal de la Arrixaca.[35] En 1269 el rey fundó la Escuela de Murcia, un studium arabicum et hebraicum dirigido por Al-Ricotí.El conflicto duró 8 largos años en los que el concejo sostuvo una oposición continuada contra Don Juan Manuel.[43] En tiempos del obispo Pedro de Peñaranda (1337–1352) se edificó el claustro gótico de la Catedral, siendo por tanto la parte más antigua del complejo actual, cuyos restos son hoy visitables en el Museo Catedralicio.[46] Al complejo contexto descrito se le unieron las epidemias de peste que afectaron a la ciudad.[47] Poco antes de esta crisis epidémica, en 1394, por orden del obispo Pedrosa dieron comienzo las obras del templo catedralicio, para lo que se tuvo que demoler la vieja mezquita mayor, convertida en templo cristiano desde la entrada de Jaime I a la ciudad.A finales del siglo XV comenzó una recuperación económica gracias al cese de la amenaza granadina.[50] Movimiento comunero y crecimiento económico En el 1520 la ciudad se unió al levantamiento comunero, aunque con unos matices totalmente distintos al resto de Castilla, con un componente antioligárquico que entroncaba con los conflictos que se vivieron en el reino murciano a finales del siglo XV.[55] Este hecho hará que se le conceda a Murcia el título de Muy noble y muy leal.[69] A finales del mismo año, la ciudad recibiría la visita de Carlos IV y su familia.También se vivió la segregación -ya producida en algún caso durante el Trienio Liberal- de numerosas pedanías de la huerta, tales como La Alberca, Algezares, Aljucer, Beniaján, Era Alta, Espinardo, El Palmar, La Raya, Santa Cruz, Santomera y Voz-Negra.[81] En 1843 tuvo lugar en Valencia el pronunciamiento moderado encabezado por el mariscal de campo Ramón María Narváez contra el regente Baldomero Espartero.[83] La llegada de este medio de transporte supuso una ampliación urbana hacia el sur, desarrollándose más aún el mencionado Barrio del Carmen, en donde se ubicó y se ubica hoy la estación.[85] El primer levantamiento tuvo lugar en 1869, donde Gálvez y sus partidarios de Torreagüera y Beniaján intentaron tomar la ciudad, siendo frenados por la Junta Revolucionaria pro-gubernamental dirigida por Jerónimo Torres, refugiándose entonces en las cumbres del monte Miravete, en la Cordillera Sur.El río Segura llegó a superar el Malecón, alcanzando los 10 metros de altura frente al Almudí.Conocido como Plan Cort por su autor, el arquitecto César Cort, incluía también una serie de reformas en el casco histórico, como la llamada Gran Vía interior (la hoy popularmente denominada calle Correos), cuyos primeros derribos para su construcción se realizaron en 1927 (aunque los últimos tendrían lugar en 1949, cuando la calle ya quedó completamente trazada).La nueva corporación democrática confirmó la voluntad de llevar a la práctica el plan dado el prestigio personal del redactor y el respeto que tenía el nuevo documento entre los expertos afines a los partidos socialista y comunista consultados.Sin embargo, el problema pasaría a ser la alta contaminación urbana e industrial que alcanzó dicho río, creando un grave deterioro medioambiental en la zona.Murcia vivió un gran auge económico y demográfico en las últimas décadas del siglo que la situaron como el séptimo municipio español por volumen de población, llegando a alcanzar los 357.000 habitantes en el año 2000.
Monumento a
Abderramán II
en la plaza de la Cruz Roja de Murcia.
Imagen de un arbusto de
mirto
(
Myrtus communis
).