Al mismo tiempo se ha producido una gran presión urbanística que ha minimizado el suelo dedicado a las tareas agrícolas.
Tras la construcción por los franciscanos de una ermita en el siglo XVII dedicada al culto a San Pedro Apóstol ya que la mayoría de los habitantes eran pescadores, los lugareños comenzaron a denominarlo «San Pedro del Pinatar».
Al otro lado del puerto están la playa de la Torre Derribada y El Mojón.
En este parque se pueden encontrar flamencos, gaviotas, albatros, garzas, y lechuzas; dispone de dunas móviles, con una flora característica: lirios de mar, juncos y cañas.
Se puede acceder a la ciudad desde la autopista del Mediterráneo en su salida número 775 o bien por la carretera N-332.
En general se trata de un clima seco, con inviernos suaves y veranos algo calurosos.
Los inmigrantes más numerosos en el municipio son de: Marruecos, con un 10,88%; Rumanía,con un 4,1%; Ecuador, con un 2,1%; Ucrania, con un 1,62% y Reino Unido, con un 1,50%.
Además, el sector servicios está bastante desarrollado en diferentes actividades tales como banca, turismo, etc.[19] En la pedanía de Lo Pagán se encuentra una sede del Instituto Español de Oceanografía.
Hay otro puerto deportivo (Lo Pagán) en el Mar Menor junto a la lonja del pescado y el muelle de los pescadores.
Sin embargo, desde un punto de vista ecológico existe una fuerte crítica a estas instalaciones al considerarse que sus residuos afectan negativamente a praderas de posidonias marinas existentes en la costa.
Las actividades relacionadas con el ocio ocupan un destacado papel, ya que dispone de un clima adecuado para actividades al aire libre, varias playas y puertos deportivos, instalaciones de talasoterapia, itinerarios ecológicos por sus espacios protegidos por lo que existe una oferta diversificada.
Existe un ferry que conecta Lo Pagán con La Manga del Mar Menor durante la temporada estival.
Aunque no se constituye como municipio hasta 1836, los habitantes de su territorio han vivido diferentes acontecimientos históricos.
El Pinatar se desarrolla como una villa romana[26] centrada en la industria salinera, de una gran importancia en esa época.
En esta época aumenta la población debido al asentamiento de familias castellanas en la zona.
En el siglo XVII los franciscanos fundan una ermita y la población pasa a denominarse San Pedro del Pinatar, en 1709 D. Francisco Sáez es nombrado primer capellán fijo.
En el último cuarto del siglo XVIII la población se duplicó gracias a la prosperidad relativa del municipio y al proceso colonizador asociado a la existencia de más tierras roturadas, la introducción de nuevos cultivos y una mayor seguridad en la zona.
En 1857 se creó una Aduana marítima en San Pedro del Pinatar, lo que proporcionó una cierta relevancia a la zona.
Pero hasta 1918 no se construyó el actual camino que lo comunica con San Pedro del Pinatar.
A partir de los años sesenta se produjo una explosión turística muy importante.
A finales del siglo XX y principios del siglo XXI se produjo un desarrollo urbanístico muy expansivo, de modo similar al producido en la costa mediterránea española.
Paralelamente y al igual que otros municipios colindantes como Los Alcázares y San Javier, durante estos años se desarrollaron servicios municipales inexistentes como piscina comunitaria, instalaciones polideportivas, etc.