Grupo de Acción Republicana

[3]​ El texto también defendía la propia identidad del grupo, que no deseaba ser confundido con los desprestigiados partidos republicanos.

[9]​ No era un partido político y parecía tener la ambición de convertirse en organización suprapartidaria como lo acabaría siendo más tarde la Alianza Republicana.

Durante ese año, carece de organización, estatutos o cuotas, y su carácter informal es patente.

[12]​ De hecho, su primera aparición pública puede ser considerada como un fracaso; el manifiesto tuvo pocos firmantes y no fue publicado; y el Grupo de Acción Política no llegó a tener cotizantes, junta directiva ni asamblea representativa.

Por su parte, a Lerroux también le interesaba el renombre que podía conferirle ese grupo de intelectuales.

Giral y Azaña tuvieron que emplearse a fondo para vencer las reticencias de otros miembros del colectivo al trato con los radicales.

[6]​ La junta de esta nueva organización unitaria estuvo formada por Lerroux en representación del Partido Radical, el principal partido del republicanismo aunque no tuviera implantación en todo el territorio; Hilario Ayuso por el Partido Federal, una fuerza política seguidora de la tradición de Pi y Margall bastante dividida; Marcelino Domingo por el Partido Republicano Catalán, una organización que, tras afiliarse fugazmente a la Internacional Comunista en 1920, había quedado muy mermada por la violencia que azotó Barcelona entre la CNT y los Sindicatos Libres; Roberto Castrovido por la prensa republicana, un veterano periodista que había sido diputado en varias legislaturas; y Manuel Azaña, que fue designado en representación del Grupo de Acción Republicana.

Según diría más tarde el Partido Radical, los intelectuales independientes que se vinculaban a ella quedaban encuadrados de forma genérica en Acción Republicana.

Dada la debilidad del republicanismo, se consideró conveniente colaborar con sectores monárquicos moderados contrarios a la Dictadura que contarían con mayores apoyos dentro de las fuerzas armadas.

También por entonces, un grupo de escritores castellanos entre los que se encontraba Azaña viajó a Barcelona invitado por sus colegas catalanes.

Poco después se unía al acuerdo la Derecha Liberal Republicana de los antiguos monárquicos Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura.

El resultado fue que los partidos republicanos catalanes aceptaron participar en una reunión a celebrar en San Sebastián el 17 de agosto.

[31]​ Las discusiones que tuvieron lugar durante la reunión del llamado Pacto de San Sebastián fueron difíciles, sobre todo en lo relativo al nacionalismo catalán.

Azaña fue una vez más el representante del Grupo de Acción Republicana, pero llegó tarde a la reunión y no participó en los debates sobre las aspiraciones nacionalistas.

El éxito del mitin favoreció que otros políticos monárquicos se pasaran al bando republicano.

[36]​ Fue durante este período cuando la Alianza desplegó su mayor nivel propagandístico, en contraste con la escasa actividad de las derechas monárquicas.

Poco después, el comité decidió denominarse «gobierno provisional» y hacer un reparto de carteras ministeriales.

[42]​ Sin embargo, los fusilamientos de Galán y García, convertidos en mártires, hicieron mucho más daño a la Monarquía que la ineficaz insurrección.

[43]​ Azaña evitó la prisión escondiéndose en casa de su suegro,[44]​ donde permaneció aislado varios meses y sin mantener contacto alguno con sus compañeros.

[45]​ Sin embargo, los miembros del «Gobierno provisional» encarcelados continuaron conspirando desde prisión, pues el movimiento republicano no había perdido apoyo popular.

Entonces el monarca ofreció el cargo a Sánchez Guerra, que había encabezado un pronunciamiento contra Primo de Rivera.

[48]​ Es difícil valorar la presencia que Acción Republicana tenía dentro de la coalición, pues solo se conocen datos fragmentarios.

Además, el general Sanjurjo, director de la Guardia Civil, dijo que no podía garantizar la fidelidad del cuerpo.

[53]​ La noche del 14 de abril, el comité compareció en el balcón transformado ahora sí en auténtico gobierno provisional.

Ese grupo de colaboradores, en el que se encontraban los comandantes Hernández Saravia y Menéndez López fue conocido despectivamente como el «gabinete negro».

Según palabras del presidente Alcalá-Zamora «le crearon enemigos que no tenía; quebrantaron la solidez compacta de su asiento; mancharon su crédito hasta entonces diáfano e ilimitado».

El tránsito a la república, que era su objetivo, se había conseguido con rapidez y sin protagonismo de la agrupación.

[74]​[75]​ El consejo provisional estaba integrado por Azaña, Giral, Pedro Rico, José Serrano Batanero, Manuel Martínez Risco, José Royo Gómez, Honorato de Castro, Hipólito Rodríguez Pinilla, Luis Fernández Clérigo, Luis Doporto, Clara Campoamor y Amós Salvador.

El hecho acabaría teniendo consecuencias desastrosas para la República, como escribió después el entonces jefe del gobierno Alcalá-Zamora.

[72]​ El historiador Hugh Thomas valora el suceso diciendo que «evidentemente había caído una mancha sobre el historial de la República»,[70]​ mientras que el citado Payne califica el comportamiento del Gobierno como «espasmódico», al no saber adoptar unas medidas prudentes al principio y reaccionar después exageradamente.

El escritor Ramón Pérez de Ayala se incorporó al Grupo ya en 1925.
Luis Araquistáin formó parte del Grupo antes de volver a afiliarse al PSOE .
José Giral fue uno de los fundadores del Grupo.
Pedro Rico fue partidario de la participación en las elecciones y se convertiría en alcalde de Madrid .
Eduardo Ortega y Gasset abandonó el Grupo antes de la proclamación de la República , en la que tuvo participación destacada.
Amós Salvador llevó consigo a AR a gran parte de los miembros del Partido Liberal de Logroño .
Clara Campoamor fue la única mujer que formó parte del consejo nacional del nuevo partido Acción Republicana .