Los primeros intentos de realizar una Gran Vía Central que atravesara el abigarrado núcleo urbano de Murcia (que por entonces tan solo se había expandido hacia el otro margen del río Segura a través del barrio del Carmen), se remontan a comienzos del siglo XX, viviendo un impulso en los años 30 con la idea de comunicar las dos estaciones ferroviarias existentes en aquel momento (las del Carmen y Zaraiche), situadas en los extremos sur y norte de la ciudad, seccionando en dos la antigua trama del casco antiguo, compuesto en su mayoría por viales de escasa sección y trazado sinuoso de origen medieval, incapaz de absorber el creciente tráfico motorizado, utilizando como eje el Puente de los Peligros para ser trazada y comunicar así las dos márgenes.Para su construcción se esgrimió entre otras razones la potencialidad de Murcia como centro comercial y administrativo de primer orden, influyente sobre una amplia y poblada región, necesitada de un urbanismo acorde con dichos usos previstos y el deseo de sacudirse una supuesta imagen provinciana para convertirse en una urbe moderna, algo que en parte escondía otros propósitos, como intereses especulativos.Sin los Baños Árabes, la Gran Vía pudo ser abierta en su totalidad, aunque hasta 1956 no se encontraría completamente despejada, iniciándose los trabajos de alcantarillado y pavimentación.Actualmente, tras las obras del plan de movilidad realizadas en 2023, la Gran Vía Salzillo posee tres carriles para circulación de vehículos, dos exclusivos para transporte público (uno en cada sentido) y un único carril para tráfico privado con sentido norte-sur, además de un amplio carril bici.Mismo estilo que los primeros edificios de viviendas que se fueron levantando en la nueva avenida, como el Edificio del antiguo Banco Rural Mediterráneo (del arquitecto Damián García Palacios, iniciado en 1955), o el del Banco Exterior.