[a] Comenzó los preparativos en 1211, año en que empezó a movilizar tropas y congregarlas en Toledo, que era el punto de reunión de todo el contingente.
Alvira Cabrer juzga esta cifra compatible con sus cálculos, similar a las que dan las fuentes de fines del siglo XIII, razonable, verosímil y aceptada por los trabajos más recientes, como el de Rosado y López Payer (2001) o García Fitz (2005).
[3] En cuanto al desglose del ejército cristiano, y ateniéndose solo a las fuentes que ofrecen cifras creíbles, y concordantes con las estimaciones científicas actuales, el mayor número de caballeros lo aportaba Castilla, que contaría con aproximadamente el doble que Aragón, también era muy nutrido, con unos mil según el consenso de los especialistas actuales.
El número de ultramontanos venidos a Toledo se suele exagerar.
El ejército regular estaba formado, a su vez, por diferentes etnias y tribus: bereberes almorávides, otras tribus bereberes, árabes (caballería ligera, especialistas en la táctica del tornafuye), andalusíes, kurdos (los agzaz, la caballería ligera de arqueros), esclavos negros de la guardia personal del emir e incluso mercenarios cristianos, como fue el caso de Pedro Fernández el Castellano, que combatió en el bando almohade en la batalla de Alarcos (1195).
Según testimonio de Alfonso VIII al papa Inocencio III se produjo por el calor y las incomodidades.
Los cruzados habían pasado a cuchillo a toda la guarnición de Malagón tras conquistarla, cuando la costumbre habitual en España era forzar una capitulación y permitir que los andalusíes se marcharan, e incluso, que vivieran extramuros, lo que permitía conservar la fuerza de trabajo, máxime cuando escaseaban los repobladores cristianos.
En principio habría que tener en cuenta el testimonio de la carta que Alfonso VIII escribió al papa, explicando que el regreso de los cruzados se debió al desgaste físico causado por el calor en gentes «que solían vivir entre sombras en regiones templadas», pero el rey castellano quizá no quiso mostrar excesiva disidencia con los cruzados, convocados por la predicación del papado.
En todo caso, sin descartar el cansancio psíquico y físico causado por el calor del verano del centro-sur peninsular (los caballeros estaban ataviados con gruesas telas y cotas de malla), la falta de logística, que ocasionó numerosos problemas de abastecimiento, e incluso hambre, no parece suficiente causa para tamaña desafección.
Sin embargo, An-Nasir decidió cortar el acceso del enemigo al valle, y para ello situó hombres en puntos clave, de forma tal que los cristianos quedaron rodeados por montañas y, por tanto, con una muy limitada capacidad de maniobra.
A pesar de todo, los cristianos consiguieron superar la adversidad: harían el movimiento de aproximación al enemigo por el oeste, a través de un paso llamado Puerto del Rey, que les permitió cruzar la sierra para luego, ya en terreno llano, marchar contra el rival.
[c] Los ejércitos cristianos llegan el viernes 13 de julio de 1212 a Las Navas, y se producen pequeñas escaramuzas durante el sábado y domingo siguientes.
En el flanco izquierdo se posicionó el rey de Aragón Pedro II, y a su vanguardia pudo estar su sobrino Nuño Sánchez (que había sido armado caballero antes de la batalla) y García Romeu, aunque otras fuentes los sitúan en la medianera o la zaga (como Jerónimo Zurita),[e] junto a su rey.
De los Girón destaca el mayordomo real Gonzalo Ruiz, que combatió con sus hermanos Pedro, Nuño y, posiblemente, Álvaro.
García Romeu (Romero en las fuentes castellanas), dirigió la vanguardia, al costado izquierdo de la castellana, mientras que Aznar Pardo y Simón Cornel comandaron los costados del haz central, y Jimeno Cornel (o Ximén) el núcleo.
[32] En la retaguardia se situaron los reyes al frente de sus mesnadas reales.
También situó a los voluntarios en la vanguardia, que eran los más predispuestos para el sacrificio de la yihad, y con ellos formaba la caballería ligera, las tropas de más movilidad, que podían usar venablos o arcos, incluso desde la caballería ligera, como los arqueros a caballo kurdos, y ballestas.
Esta leyenda es una recreación posterior que sirvió para dar origen a las cadenas del escudo de Navarra.
[37][38] Miriam Ali-de-Unzaga ha argumentado que este estandarte fue tejido a mediados del siglo XIV y que muy posiblemente sea de origen meriní, por sus similitudes con los estandartes meriníes del siglo XIV, capturados en la Batalla del Salado (1340) que se conservan en la Catedral de Toledo.
Aunque no supuso el fin del Imperio almohade, la derrota militar conllevó un significativo declive de los almohades en la península ibérica y el Magreb la década posterior.
En 1252, Fernando preparaba su flota y ejército para la invasión de las tierras almohades en África.
En 1252 el imperio almohade estaba casi acabado, a merced de otra potencia africana emergente.
Más tarde, los meriníes trataron de recuperar los antiguos territorios almohades en Iberia, pero fueron definitivamente derrotados por Alfonso XI de Castilla y Alfonso IV de Portugal en la Batalla del Salado, el último gran encuentro militar entre grandes ejércitos cristianos y musulmanes en España.
Úbeda fue conquistada por asedio, pero los cristianos la tuvieron que abandonar pasados pocos días.
Según estas tradiciones, los doscientos caballeros navarros, junto con parte de su flanco, atravesaron su última defensa, los im-esebelen, una tropa escogida especialmente por su bravura que se enterraban en el suelo o se anclaban con cadenas para mostrar que no iban a huir.
En realidad la Guardia Negra del emir An-Nasir estaba armada con picas, o hastas, con las que creaban una especie de falange para defender el real almohade, pero no es seguro que estuvieran encadenados, como afirman las leyendas posteriores.
En Burgos se festeja cada año la fiesta del Curpillos en conmemoración a esta batalla.
Leonor, reina; Alfonso, rey; maestre P. Fernández; castillo de Uclés y un fraile (literalmente 'un hermano'), respectivamente.ALIENOR : REGINA | ALFONSUS REX : | MAGISTER : P : FERRANDI[Z] | CASTELLUM DE : UCLES | QUIDAM FRATER.