Esto se debió en parte a que la Taifa de Badajoz había adoptado una postura ambigua entre Alfonso VI de León y Castilla y los almorávides.
Sin embargo, esta medida no pudo salvar al gobernante de Badajoz, ya que en 1094 los almorávides conquistaron la ciudad y ejecutaron tanto a él como a su hijo.
Syr ibn Abi Bakr luego marchó a Évora y la capturó, luego marchó a Lisboa y Sintra capturándola.
Según el visir almorávide Abi Muhammad Abdul Majid bin 'Abdoun, los almorávides capturaron la ciudad gracias a la suerte; de lo contrario, no habrían podido capturarlo.
Las fuerzas del conde Enrique no pudieron hacer retroceder a los invasores almorávides.