En el al-Ándalus del siglo XIII las dos ciudades principales eran Córdoba y Sevilla.El rey castellano Fernando III había tomado Baeza en 1227, Córdoba en 1236 y Jaén en 1246.En ambas ciudades procedió a la expulsión de los musulmanes, cosa que también haría en Sevilla.[5] Al marcharse de esta localidad, dejó en ella a Rodrigo Álvarez.[8][9][10] España tuvo apoyo económico y militar de franceses, alemanes e italianos.Ya se había empleado una flota, al mando del cántabro Roy García, en el bloqueo de Cartagena en 1245.Las autoridades locales solicitaron a Fernando una tregua de seis meses, dándole durante la misma un tributo, pasada la cual le entregarían la villa si no habían recibido ayuda para poder resistir.Se recuperó en Guillena y la campaña continuó poniendo sitio a la fortaleza de Alcalá del Río, defendida por el propio Axataf que, al saber perdida la plaza, decidió abandonarla, cayendo ese mismo agosto en manos de los cristianos.Tras recibir refuerzos de Fernando III, hicieron una cabalgada exitosa contra Gelves.[33] La Crónica narra cómo los moros lanzaron contra la flota cántabra una enorme balsa, que iba de una orilla a otra del río, cargada con fuego griego, que fracasó.[34] Sin embargo, tras esto siguieron ataques de barcos musulmanes a la flota cristiana.[18] Además, la muralla desde la Puerta de la Macarena a la Puerta de la Carne tenía dos partes: el muro y la barbacana, es decir, una muralla alta y otra más baja tras ella.[37] Triana (Attrayana) se encontraba en el lado oeste del Guadalquivir.[26] Las barcas que formaban el puente se encontraban amarradas con fuertes cadenas.Este llegó acompañado de tropas portuguesas, que habían acompañado a Sancho II en su exilio en Toledo, con el infante portugués Pedro de Urgel,[38] y con tropas aragonesas enviadas por Jaime I.[39] También consta la presencia en el cerco a Sevilla del infante Alfonso de Aragón.Al principio el viento no era muy intenso pero luego se hizo más fuerte.A Ramón de Bonifaz le entregó en el Repartimento de Sevilla unas casas que se encuentran en la actual calle Placentines en su desembocadura con la calle Alemanes, casas que están junto al palacio arzobispal.Por ello, en octubre, plantearon una capitulación a Fernando III, que no aceptó y dijo que no aceptaría otra cosa salvo la rendición incondicional de la ciudad.El alfaquí Orías, que se encontraba en el Castillo de San Jorge, y los alcaldes de Triana piden permiso a Fernando para acceder a Sevilla y tratar la capitulación en la asamblea sevillana.Luego, se envió una comitiva a los Cántabros para proponerles la entrega del Alcázar y las rentas de la ciudad, cosa que también Fernando negó.Ese día se produjo la entrega del Alcázar y el estandarte real ondeó sobre la gran mezquita aljama, construida por los almohades.En esto, un caballero Mariño le retó a salir a pelear contra los moros, y al ver el infanzón Mariño cuánta braveza tenía Vargas en su combate, se disculpó y le dijo que la razón por la que su escudo estaba tan deteriorado era de tanto pelear por el rey Fernando.[68] La segunda anécdota cuenta que él y otro caballero iban a incorporarse a la escolta de los forrajeadores en la dehesa de Tablada[68] cuando se encontraron con siete caballeros moros.Tras esto, recordó que al ponerse el yelmo se le había caído la cofia que él solía llevar en la cabeza, ya que era calvo, y, en contra de los ruegos de su escudero, decidió dar la vuelta para recoger la cofia, volviendo a pasar frente a los moros.Esta batalla se rememora en los actuales escudos de Cantabria, Santander, Laredo, Santoña, Comillas y Avilés.