Los primeros legionarios estaban equipados con hastae, y era esta arma el que daba el nombre a los soldados conocidos como hastati.
Más tarde, fueron los auxiliares que complementaban a las legiones quienes usaron lanza entre la infantería de Roma.
Con la llegada de la decadencia en el siglo III, la barbarización del ejército y las crisis económicas, la sencilla y barata lanza volvió a imponerse poco a poco, hasta sustituir a los pila, siendo usada como arma básica desde entonces hasta el fin del Imperio.
Al contrario que en el caso del pilum, el hasta era una lanza diseñada para ensartar al enemigo, y no se utilizaba como arma arrojadiza.
Mientras que con los pila se usa una táctica agresiva, arrojándolos al enemigo para luego cargar con la espada, el hasta es un arma más defensiva, adecuada para mantener al enemigo a distancia.