El venablo es un arma arrojadiza enastada, a modo de dardo o de pequeña lanza.
Existían venablos destinados a la guerra y otros para la caza o montería.
Estos últimos se distinguían por tener cerca del mango una cruz con un puño y un pomo a manera de las antiguas dagas.
Los venablos se lanzaban a fuerza de brazo sin auxilio de arco, aunque durante el Paleolítico, y posiblemente después, fueron usados mediante propulsores.
Estos eran piezas de madera, hueso o asta de unos 30 cm que permitían alargar el brazo palanca y así aumentar la distancia de alcance del venablo.