Su padrino fue Felipe II de Francia que le educó en la corte francesa.
Blanca recurrió al papa Inocencio III que, agradecido por los numerosos servicios prestados por los antepasados de Teobaldo, acogió con agrado su solicitud.
[9][10] Selló pactos con Castilla, Aragón e Inglaterra, que le permitieron consolidarse en la corona.
Gobernó ayudado por nobles de Champaña, quienes recibieron importantes cargos.
Redujo la importancia de las tenencias como división territorial e implantó cuatro grandes distritos encomendados a merinos, a quienes atribuyó funciones fiscales y de orden público.
[10] Parece ser que al año siguiente prometió a su hija Blanca con el conde de Bretaña.
El nuevo obispo de Pamplona compareció ante el papa Inocencio IV al que expuso los agravios y atropellos cometidos por el monarca navarro.
Teobaldo I, condenado varias veces, se negó a responder ante los tribunales papales.
Aunque el Papa le había concedido un privilegio especial por el cual, sin el mandato de la Santa Sede, nadie podía excomulgar al conde de Champaña, este privilegio no abarca ni a Navarra ni a su papel como rey.
Son un «conjunto de normas de derecho consuetudinario que fueron recogidas por juristas anónimos próximos a la corte» del rey que acabó siendo un ius commune Navarrae o Fuero General.
Además de una arquería gótica, que todavía se conserva,[19] se colocó en el centro una estatua del rey champañés, a tamaño natural y sedente, obra del médico y artista Victoriano Juaristi y del escultor de Villava José María Iñigo Iñarena.
[21] En ella figura aún una inscripción donde se lee: Los siguientes discos incluyen algunas piezas de este rey trovador: