En 844 naves vikingas o normandas (urdumaniyyun o madjus), procedentes de una incursión por el río Garona, fueron dispersadas por una tempestad en dirección a la costa cantábrica y arribaron a Gijón, que reconocieron pero no atacaron,[8] y siguieron en dirección a Galicia,[9] donde fueron rechazadas.
Se desplazaron hacia el Algarve y el golfo de Cádiz.
El grueso del ejército cordobés, de unos 16 000 hombres, destruyó el primer grupo (batalla de Morón),[13] y atacó el campamento de Tablada,[14] con lo que los invasores sufrieron mil bajas, mientras otros cuatrocientos fueron hechos prisioneros y ejecutados, y unas treinta naves fueron destruidas, siendo los rehenes retenidos por ellos liberados.
[12] Con el tiempo, el reducido número de supervivientes aprisionados en Andalucía se convirtió al islamismo instalándose como granjeros en la zona de Coria del Río, Carmona y Morón.
Abderramán II reconstruyó las murallas y edificios de Isbiliya, que habían quedado dañados por la incursión, e hizo construir naves en los astilleros de Cádiz, Cartagena y Tarragona por la defensa del litoral, y estableció que en las capitanías habría correos a caballo para poder transmitir con rapidez las noticias de nuevos asaltos.