El término caballería ligera hace referencia a las tropas montadas que estaban débilmente protegidas y armadas y que destacaban por su velocidad, en contraposición con la caballería pesada, la cual estaba generalmente fuertemente armada y protegida pero no tan veloces.
Se usó pocas veces en la Antigua Grecia y en tiempos de la República y el Imperio romano, a pesar de que sí se empleaban soldados auxiliares montados.
Los hunos, turcos, mongoles y húngaros se convirtieron en unos temibles adversarios para los soldados procedentes de Europa.
Los ejemplos más significativos de la caballería ligera europea son los húsares, los cazadores a caballo, los ulanos y los dragones.
Tácito describe a este tipo de fuerza en su obra Anales.