La conquista de Jaén era fundamental para la expansión del Reino de Castilla por el valle del Guadalquivir.
Esta primera campaña fue solo un tanteo para ver y probar las defensas de Jaén.
El ejército de Castilla contaba con un importante número de hombres que acompañaban al rey desde Toledo, además, del apoyo del ejército castellano de Baeza y del ejército de al-Bayyasi, Taifa de Baeza, vasallo del rey santo.
El objetivo de Fernando III no era todavía conquistar la plaza sino debilitarla y probar sus defensas con vistas al asedio definitivo.
Durante el asedio se establecieron campamentos cristianos, se devastaron los campos próximos, los sitiados realizaron salidas con escaramuzas a los sitiadores y los sitiadores atacaron la Muralla.