Además, las tropas cristianas se mostraban temerosas a causa de los presagios funestos que los adalides habían tenido sobre la inminente batalla que se libraría con los musulmanes, según consignó el cronista Pedro López de Ayala en la Crónica del rey don Pedro.
Pero cuando los musulmanes observaron que el ejército cristiano se había dividido en dos, salieron de Guadix y los atacaron.
Entre los caballeros cristianos fallecidos hasta ese momento figuraban Dia Sánchez de Rojas, Juan Sánchez de Sandoval, Simón González de Olite y Juan de Mendoza.Poco después, los jinetes cristianos que aún combatían cerca del puente solicitaron a Diego García de Padilla y a Enrique Enríquez el Mozo que les enviasen refuerzos, aunque estos últimos les ordenaron que volviesen a cruzar el puente y retornasen a las filas cristianas, para que de ese modo todo el ejército castellano unido atacase al ejército granadino, por lo que los jinetes cristianos abandonaron el puente y, a su pesar, retornaron a sus filas.
Aunque algunos hombres consiguieron escapar, entre ellos Enrique Enríquez el Mozo, la mayoría de los cristianos fueron apresados o muertos.
Pero a los pocos días Pedro I dio muerte personalmente al monarca granadino en el barrio sevillano de Tablada.