Sitio de Barcelona (985)

Por apoyar a su suegro, Almanzor decidió castigar al Reino de León centrando sus ataques contra él entre 981 y 986.

[8]​ Se produce una breve guerra civil en dicho reino en 982-985,[9]​ entre el rey Ramiro III y su primo Bermudo II, la que es más una lucha entre «dos influencias»: la castellana de Ramiro y la portuguesa de Bermudo.

[10]​ Ramiro demostró ser un rey débil que no puede encarar la sublevación gallega ni la «semi-independencia» castellana.

[12]​ Por estos ataques, la frontera cristiana se repliega hasta el norte del Duero.

[7]​ El Califato se dividía usualmente en coras (kuwar, singular kura) administradas por un gobernador civil (wali) nombrado por Córdoba, aunque solía ser miembro de la aristocracia local y formaba «una especie de gobierno califal en miniatura», pudiendo ejercer su gobierno con poca o ninguna interferencia exterior si lo hacía bien, «convirtiendo a su provincia en un pequeño estado autónomo».

[20]​ Mayores que una cora, pero con menos población y riqueza, sus habitantes vivían en ciudades fortificadas (qala).

[7]​ Su señor, el rey franco Lotario, no quiso ayudarle, lo que indica la ruptura de la relación entre ambos.

[13]​ En el de San Cugat del Vallés quedaron nueve monjes esperando su embate y todos son asesinados.

[13]​ No se podía escapar por mar pues la flota califal tenía bloqueado el puerto.

[24]​ Este quiso renovar su lealtad al rey franco Luis V a cambio de protección militar.

[25]​ Borrell terminaría por romper su relación de vasallaje con el rey franco Hugo Capeto después que este le negara ayuda, proceso que se daría en los demás condados pirenaicos[26]​ tras vivir sus propios ataques –Aragón en 999–.

[28]​[29]​ Almanzor inmediatamente volvió a centrar su atención en León (986-989) y Castilla (989-995) hasta lograr su sometimiento.