Hugo Capeto

Conocemos la historia del primer Capeto principalmente gracias al monje erudito Richer de Reims.

Al sur, los Pirineos no eran frontera, ya que el Condado de Barcelona formaba parte del reino.

La debilidad del poder real conllevó la acuñación de moneda por numerosos obispos, señores y abades.

Estos monasterios íntegros recibieron numerosos donaciones para lograr de los priores la absolución, particularmente postmortem.

Actualmente se ha matizado mucho este fenómeno ya que, desde un principio, las autoridades intentaron regular la construcción de castillos.

[35]​ Ganó más poder aun cuando su gran rival Heriberto de Vermandois murió en 943, ya que entonces su poderoso principado fue dividido entre sus cuatro hijos.

Cuando recibió su cargo ducal (duque de los francos, dux francorum) en 960, Hugo Capeto era menos poderoso que su padre (mapa 1).

[56]​ Esta victoria permitió a Hugo Capeto recuperar su posición de primer aristócrata del reino Franco.

[57]​ Hasta finales del siglo X, situado en territorio carolingio, Reims era la sede arzobispal más importante de Francia.

[57]​ El año siguiente, Lotario, viendo crecer la empresa de Hugo, decidió reconciliarse con Otón II: aceptó renunciar definitivamente a la Lorena.

[70]​ Pero, incluso si Luis V murió sin hijos, quedaba un carolingio con posibilidades de acceder al trono.

Yves Sassier no imagina que se pudiese en aquella época coronar un nuevo soberano únicamente a diez días de la muerte del Carolingio.

Es él quien nos cuenta la historia de un desafío del conde Audebert respecto a Hugo y Roberto Durante mucho tiempo, se ha afirmado que los meridionales habían sistemáticamente rechazado al primer Capeto.

[96]​ Gerberto, apoyado por otros obispos, tomó posición, por la independencia de las Iglesias con respecto a Roma (que estaba controlada por los emperadores germánicos).

Parece que, sobre este punto, Hugo, para restaurar su imagen a los ojos de los obispos (Por ejemplo construyendo edificios religiosos), haya debido legitimar sus acciones contra los Carolingios:

Abón quería salvaguardar para el avenir la memoria capetiana aún frágil en las mentalidades del siglo XI.

Este último retomó las armas y conquista Nantes, en seguida reconquistada por el conde de Anjou Fulco Nerra.

Bien entendido, estos vínculos no descansan sobre una presencia física que haría conocer al rey en el conjunto del reino.

[113]​ Sería sin embargo ilusorio limitar la influencia de Hugo Capeto solo a su dominio real.

Este último, cuyo papel era capital para legitimar la consagración, no deseaba ver como la nueva dinastía se reforzaba precipitadamente.

[119]​ Curiosamente, se aprecia que el mismo rey y su entorno mantenían una tradición imperial de la monarquía franca.

En lo sucesivo, parece que la autoridad real ya no servía, por sí sola, para validar la decisión tomada.

Si bien la antigüedad ha estado siempre presente en la cultura de la Edad Media, el paisaje monumental va cambiando.

Más allá, en Châteaudun, la «collégiale Notre-Dame» se instaló en 1003 dentro del castro mandado a construir por el conde de Blois, siendo este un caso aislado dado que los castillos privados no eran frecuentes.

A finales del siglo XI, el tímido despertar económico permite dar continuidad a los trabajos urbanos de las ciudades urbanas (que se caracteriza por una estructura polinuclear): ciudad episcopal, castro y suburbio heredados de la Alta Edad Media.

Mantuvo amistad con Mayolo de Cluny, mostró su devoción a las ceremonias religiosas y apoyó la reforma monástica.

Pero una vez en el poder, debía, a los ojos de los otonianos seguir siendo lo suficientemente débil que Francia no pueda erigirse como un contrapoder.

Este último, delegó en Roberto el Piadoso responsabilidades reales religiosas y militares que de hecho lo impusieron como su sucesor.

Sin embargo, este último maniobró con habilidad, utilizando la vía conciliar para contrariar las decisiones de la Santa Sede (que estaba sometida al emperador).

Parece que, sobre este punto, Hugo, para recuperar su prestigio a los ojos de los obispos (construyendo edificios religiosos por ejemplo), debió legitimar sus acciones contra los Carolingios: Abbon quería salvaguardar para el futuro la memoria capetiana, que seguía siendo aún frágil en las mentalidades del siglo XI.

Campesinos en los campos. Códice iluminado medieval. Biblioteca real de El Escorial, Madrid, s. XIII .
Dinar acuñado por los Vikingos
Consagración de Cluny III por el Papa Urbano II . Biblioteca Nacional de Francia, s. XII .
Dinar de Hugo Capeto para Beauvais
Genealogía de la Casa Robertina entre los siglos VI y X
Genealogía de la Casa Robertina entre los siglos VI y X
Mapa 1: El reino de Francia en tiempos de los últimos carolingios. Según L. Theis, L'Héritage des Charles , Seuil, París, 1990, p. 168.
Sello imperial de Otón I, 968.
Moneda de Hugo Capeto, «duque por la gracia de Dios» ( Dux Dei Gratia ), taller de París ( Parisi Civita ), fines del siglo X .
Moneda anónima atribuible a Reims y al arzobispo Gerberto de Aurillac o a Arnoul, finales del siglo X
Cabeza de Lotario , escultura del siglo XII , Museo San Remigio de Reims.
Estatua de Hugo Capeto en el Palacio de Versalles .
Mapa 2: El reino de Hugo Capeto al principio de su reinado, finales del siglo X .
Mapa 3: La influencia de Hugo Capeto hacia 995. Según Y. Sassier (1987), p. 238.
Monograma de Carlomagno, Karolus Rex (Carlos rey), (s. IX ).
Carta de Hugo Capeto cediendo las tierras de Maisons-Alfort a la abadía de Saint-Maur-des-Fossés (988).
Mapa 4: Representación de los destinatarios de las actasd de Hugo Capeto. Según J.-F. Lemarignier, Le gouvernement royal aux temps des premiers Capétiens (987–1108) , Picard, París, 1965.
San Valerio se le aparece a Hugo Capeto ( Grandes crónicas de Francia , siglo XIV .), París , Biblioteca nacional de Francia.
Medallón mostrando a Hugo Capeto de perfil, 1630–1640, Biblioteca nacional de Francia