Paz de Dios

Su propósito es lograr una pacificación del mundo cristiano occidental y controlar el uso de la violencia en la sociedad.

Dado el prestigio que mantienen los religiosos en el siglo X, estos gozan de gran autoridad moral y espiritual.

Los señores nombran a laicos con cargos eclesiásticos, lo que hace relajarse la disciplina moral y la formación.

No obstante, los monasterios logran mantener una conducta irreprochable, por lo que adquieren una gran autoridad moral.

Las peregrinaciones se desarrollan intensamente y Cluny aumenta su influencia en las vías que conducen a Santiago de Compostela.

En 922 y 1023, la prohibición de toda violencia ejercida sobre los lugares o contra las personas se aplica también en determinados períodos, como las grandes fiestas del calendario litúrgico.

La contravención de estas prohibiciones comporta el anatema para el trasgresor y le es negada la sepultura cristiana.