[3] El movimiento comunal en Francia tomó fuerza y se desarrolló desde el siglo XI.
Los monjes multiplicaron los claustros Señalándolos mediante unos hitos llamados ‘’pirámides de sauveté’’ en los que ponían una cruz.
Estas iniciativas favorecieron el surgimiento de muchas poblaciones, atrayendo a pobladores que buscaban refugio de las guerras feudales, y a quienes se ofrecía así cierta libertad.
[5] Los ejemplos son numerosos: Abadía de Saint-Pé-de-Bigorre, Alan, Léguevin, La Salvetat-Saint-Gilles, Abadía de San Géraud (en Aurillac), Lüe, Mimizan, Saint-Girons, Nogaro, Saint-Nicolas-de-la-Grave (en Tarn-et-Garonne), Villefranque (antiguamente Saint-Martin-de-Basters), Villeneuve o La Salvetat-Peyrales.
Hay varios casos, como Causse de Sauveterre, La Salvetat-sur-Agout, La Salvetat-Saint-Gilles, Saint-Martin-la-Sauveté, Sauveterre-de-Béarn o La Sauvetat-du-Dropt.