Guillermo I de Aquitania

En el año 893 dio hospitalidad y protección al duque de Aquitania, Ebalus y le tomó el título y la propiedad, llegando así a ser uno de los mayores señores feudales de Francia.

Durante su gobierno tanto Aquitania como Auvernia tuvieron que sufrir duras devastaciones por parte de los vikingos: en 897, cuando el rey de Francia Odón I les pagó para que dejasen el valle del Sena y los vikingos se dirigieron y atravesaron el valle del Loira y luego, el año siguiente, tras la muerte del rey Odón, los vikingos fueron más allá del Loira sin que el nuevo rey de Francia, Carlos III, hiciese nada para ayudar al ducado o al condado.

Dado que un cierto número de vikingos se había establecido a lo largo del valle del Loira, los ataques y saqueos en el ducado continuaron sucediéndose incluso tras el tratado de Saint-Clair-sur-Epte, ya que esta solución no incluía a los vikingos presentes en el Loira.

Entre 909 y 910, Guillermo fundó la abadía benedictina de Cluny, nombrando como primer abad a Bernón de Baume.

Además había concedido en donación a la iglesia de Roma todos los derechos sobre la abadía y este derecho fue extendido luego a todos los monasterios que se unieron a la congregación cluniacense, que se sustraían así del poder sea del rey de Francia que de los obispos de la zona.