En mayo de 878, ella y su esposo protegieron al papa Juan VIII, que había huido de los sarracenos, en Arlés.
En agosto de 881, el recientemente coronado emperador Carlos el Gordo saqueó y quemó Vienne, obligando a Ermengarda y sus hijos a refugiarse en Autun con su cuñado Ricardo, duque de Borgoña.
En mayo, Ermengarda viajó con su hijo Luis a la corte de Carlos el Gordo y recibió el reconocimiento del joven Luis como rey.
Carlos adoptó a Luis como su hijo y puso tanto a la madre como al hijo bajo su protección.
En mayo de 889, ella marchó a ver al sucesor de Carlos, Arnulfo, para renovar la sumisión.