ʿAbd al-Málik ibn Muḥámmad ibn Abi ʿÁmir al-Muẓáffar[nota 1] (975[1]-20 de octubre del 1008[2]) (árabe: أبو مروان المظفر عبد الملك بن أبي عامر) fue hijo predilecto y sucesor de Almanzor como chambelán del califa omeya Hisham II.
[2] Gobernante de facto del Estado, mantuvo al califa Hisham II como un mero títere.
[1] Era favorecido por su padre, entre otras razones, por demostrar tempranamente una gran habilidad militar (al igual que su medio hermano ibn Sanchul).
Dos años más tarde, comenzó a desempeñar cargos de notable influencia en la corta cordobesa.
[20][21] La wahša o «ruptura» entre Almanzor y Subh se debió al miedo de esta última a que su hijo Hisham II perdiera el trono.
[25] En agosto del 998, partió junto con tropas de refuerzo para dirigir las operaciones militares contra Ziri ibn Atiyya junto con el gobernador de la Marca Media, Wadih, que ya había infligido una dura derrota a Ibn Atiyya en julio.
[28][29] Vencido Ibn Attiya a mediados de octubre, Abd al-Málik entró triunfalmente en Fez y su padre le otorgó temporalmente el gobierno del Magreb bajo soberanía cordobesa.
[6] Supo mantener, empero, la superioridad militar frente a los Estados cristianos del norte,[2][39] debilitados por luchas intestinas.
[40] Fue, no obstante, principalmente un soldado, tanto por formación como por inclinación personal, siempre más feliz entre sus oficiales —principalmente cristianos o bereberes— que en compañía de la corte.
[7] El 1004, sufrió una conjura fallida que incluía su asesinato y sustitución por su joven hijo Muhámmad.
ʿAbd al-Ŷabbār, nieto de Abderramán III, que le hubiese nombrado chambelán, pero la conspiración se frustró.
[7] En el Magreb, nombró gentes de la región para los puestos más destacados, que hasta entonces habían desempeñado andalusíes.
[48] Para demostrar su fuerza a las pocas semanas de morir Almanzor, en el invierno del 1002 al 1003 organizó una aceifa con dos líneas de penetración en el reino leonés: una columna avanzó contra León y otra contra Coímbra.
[60][61][57] Las fuerzas cordobesas penetraron en tierras de Urgel y luego viraron hacia el sureste para arrasar la llanura barcelonesa.
[61][52] Esto inició un conflicto entre los andalusíes y los castellanos, razón por la cual Abd al-Málik lanzó una incursión contra el territorio gobernado por Sancho.
[68][69] Deseoso de mantener su hegemonía sobre los cristianos del norte y empujar la frontera al Duero, el dictador cordobés atacó sorpresivamente Zamora con cinco mil jinetes capitaneados por el liberto eslavo, comandante de las tropas fronterizas y gobernador o caíd de Medinaceli, Wadih, en julio del 1005 y la destruyó por completo —ya se encontraba muy arruinada por la aceifa del 981—.
[58][73] Sin embargo, menos hábil que su padre, sufrió una derrota en la campaña de ese año.
[78] Los primeros fueron todos asesinados, los segundos, entregados a la soldadesca y vendidos como esclavos (diciembre de 1007).
[78][79] Durante su breve gobierno Al-Muzáffar realizó ocho aceifas contra territorios cristianos, que se sumaban a las cincuenta y dos o cincuenta y seis que hizo su padre desde 977,[80] aunque en su caso fueron generalmente operaciones de castigo contra los cristianos deseosos de librarse del yugo cordobés.
[80] Debe mencionarse que, desde los tiempos del emirato, las aceifas no eran expediciones de conquista, puesto que nunca intentaban controlar los territorios donde se realizaban —aunque su padre intentó recolonizar algunos pocos— sino retener los propios buscando frenar la expansión enemiga; por esto fracasaron, porque, con cada victoria, los cristianos avanzaban más hacia el sur.
Para compensar su usual inferioridad numérica se centraban en su mejor conocimiento del terreno, atacando a grupos pequeños —especialmente forrajeadores— o aprovechando descuidos —tales como el distanciamiento excesivo de sus flancos, su retaguardia o su vanguardia del grueso de las tropas—.
Para contrarrestar estos ataques los comandantes musulmanes daban mucha importancia a mantener el orden durante las marchas en territorio enemigo.
[96][97][7][31] Este había acompañado el cadáver de su hermano hasta Medina Alzahira, donde se le enterró.